El próximo Consejo Atlántico podría retrasar el protocolo de adhesión de España a la OTAN

Problemas de última hora pueden impedir que el Consejo Atlántico -con asistencia de los ministros de Asuntos Exteriores de los quince países miembros de la alianza que se celebra los próximos días 10 y 11 en Bruselas, firme adreferéndum (es decir, a la espera de cumplir los trámites que exigen sus leyes respectivas), tal y como desea el Gobierno Calvo Sotelo, el protocolo de adhesión de España a la OTAN.Fuentes bien informadas aseguraron ayer a EL PAIS que «no se ha descartado» que el titular español José Pedro Pérez-Llorca realice un viaje relámpago a la capital belga para, caso de sup...

Problemas de última hora pueden impedir que el Consejo Atlántico -con asistencia de los ministros de Asuntos Exteriores de los quince países miembros de la alianza que se celebra los próximos días 10 y 11 en Bruselas, firme adreferéndum (es decir, a la espera de cumplir los trámites que exigen sus leyes respectivas), tal y como desea el Gobierno Calvo Sotelo, el protocolo de adhesión de España a la OTAN.Fuentes bien informadas aseguraron ayer a EL PAIS que «no se ha descartado» que el titular español José Pedro Pérez-Llorca realice un viaje relámpago a la capital belga para, caso de superarse estos problemas, asistir al acto. Esta afirmación parece indicar que el Ministerio de Asuntos Exteriores realiza en estos momentos intensas gestiones para valorar el alcance de los problemas planteados cuya procedencia, atribuida a cuatro países, no ha sido aún aclarada ni en fuentes aliadas ni españolas.

Al parecer, las autoridades de Madrid insinuaron en Bruselas su deseo de que el Consejo Atlántico, bien en la tarde del día 10, bien la mañana del 11, después de tratar su propia agenda, realizara una ceremonia solemne que consistiera en la firma adreferéndum del protocolo de adhesión que ha sido ya preparado, según consta a este periódico, por la secretaría general de la OTAN. Este requisito -la firma por parte de los propios ministros no es necesario, y puede ser suplido perfectamente por los embajado res permanentes de los quince países miembros, pero el Gobierno de Madrid parece considerar más adecuado, al menos desde un punto de vista de política interior, un acto de más altos vuelos.

Según fuentes oficiosas próximas a una delegación atlántica, ésta podría ser una, aunque no exclusiva, de las causas de que alguno de los miembros del Consejo Atlántico haya expresado su tibieza e insinuado la posibilidad de retrasar el acto y realizarlo a un nivel menos destacado.

Según fuentes españolas, no es cierto que los Gobiernos griego, danés, noruego y holandés hayan coincidido en su deseo de atrasar la decisión adreferéndum de la Alianza. El Gobierno de los Países Bajos aprobó ayer, en un Consejo de Ministros, votar a favor de la adhesión, pese a que el partido socialista, que forma parte de la coalición gubernamental, decidiera en su día lo contrario.

Las dudas podrían llegar del lado de Grecia, aunque en medios diplomáticos se afirma que el actual primer ministro, Georges Papandreu, mantiene «una actitud abierta» gracias a los buenos oficios del que fue Embajador en Atenas, Gabriel Mañuecos, que pasó inmediatamente después a ocupar la secretaría de Estado para Asuntos Exteriores. No se descarta, sin embargo, que Papandreu, que asistirá a la cumbre aliada en su condición de ministro de Defensa, plantee algunos problemas laterales relacionados con su propia situación interna en la OTAN, y sus problemas con Turquía. Dinamarca, por su parte, planteó ya en un Consejo Atlántico anterior que su apoyo a la ampliación de la Alianza sería más firme si previamente existía un acuerdo muy mayoritario entre las fuerías políticas españolas. El Gobierno danés se encuentra actualmente en período electoral, pero, al parecer, planteó ya antes de disolver las Cámaras la posibilidad de la ampliación de la OTAN sin encontrar una oposición frontal.

El protocolo de adhesión o invitación, preparado por la OTAN, consta de pocas líneas y por primera vez afirma que, una vez ratificado por todos y cada uno de los países miembros, sería el secretario general, y no Washington, quien invitara «al reino de España» a que presentara su propio instrumento de adhesión.