Las incertidumbres políticas no pudieron con la Bolsa

La incertidumbre política ha marcado la semana bursátil, que ha oscilado entre el miedo a comprar y el deseo de aprovechar las circunstancias para hacerse con títulos ofrecidos a precios muy ventajosos.Como suele ocurrir en estos casos, los más audaces olvidaron los temores y al final arrastraron a los más timoratos. O a los más escépticos. El caso es que las últimas noticias sobre la política de Calvo Sotelo volvieron optimistas a todos. Ya se verá si con razón.

Después de las dos primeras sesiones, marcadas por la apatía y las ganas de vender, la semana ha terminado con el signo contr...

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La incertidumbre política ha marcado la semana bursátil, que ha oscilado entre el miedo a comprar y el deseo de aprovechar las circunstancias para hacerse con títulos ofrecidos a precios muy ventajosos.Como suele ocurrir en estos casos, los más audaces olvidaron los temores y al final arrastraron a los más timoratos. O a los más escépticos. El caso es que las últimas noticias sobre la política de Calvo Sotelo volvieron optimistas a todos. Ya se verá si con razón.

Después de las dos primeras sesiones, marcadas por la apatía y las ganas de vender, la semana ha terminado con el signo contrario, consiguiendo recuperar casi lo perdido y con ganas de hacer negocio de cara a la primera jornada de noviembre.

Los protagonistas de la semana han sido, sin lugar a dudas, las entidades bancarias, que llegaron a sufrir un alarmante descenso de sus cotizaciones. Se dijo, incluso, que todo se debía a una maniobra de tipo político, para presionar al Gobierno de Calvo Sotelo respecto a la renovación de UCD y a la filosofía de alianzas en Galicia.

Los bancos llegaron a tener más de medio millón de títulos en busca de comprador. Pero nadie quería comprar. Parecía como si el mercado estuviera más pendiente de la solución a los problemas políticos del país que a la economía. De poco sirvió el informe optimista del Ministerio de Economía, que señalaba mejores resultados que los previstos para este año.

La desgana con que los bancos recibían los descalabros de sus cotizaciones se hizo extensiva a otros valores que tradicionalmente se han visto muy protegidos. Explosivos, Dragados, Petróleos se encontraron sin el apoyo acostumbrado. Y el miedo se hizo presente en el parqué. ¿Hasta cuándo se mantendría la caída?

La respuesta no tardó en llegar. Al finalizar la segunda sesión, los descensos habían sido tan rotundos que las condiciones para una reactivación técnica ya estaban dadas. Los precios a que se ofrecían muchos títulos los convertían en buena presa para un dinero que volvió a la Bolsa.

En esa situación, la noticia de que Hidrola pagaría el dividendo en enero y los rumores de que esta postura podría ser imitada por otras compañías del sector animó de forma inusitada el corro eléctrico. Aquí la recuperación fue más acentuada que el descenso.

Pero no se puede caer en un exceso de optimismo. La reacción técnica del jueves, y su lógica continuación del viernes, no significan que la tendencia desganada de la Bolsa haya cambiado. La Bolsa continúa más dispuesta a subir que a bajar, pero los factores que van a determinar la futura actitud no se encuentran en el parqué, sino en la Moncloa. La actitud que tome el comité ejecutivo del partido gubernamental en su reunión de mañana puede hacer buena la afirmación de que "mientras no cambie el Gobierno no cambiará la tendencia a la baja" que tanto se ha escuchado estos días en el mercado.

La dura actitud de la patronal sobre el ANE ha reavivado los rumores de que la política de alianzas gubernamental de cara a Galicia podría dar paso a otra, de ámbito más general, y que tendría repercusiones en la bolsa.

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