Muerte en extrañas circunstancias de un interno de Ciempozuelos en el Hospital Provincial

Bernardo Ozaez, de diecinueve años, oligofrénico profundo, falleció a las siete de la mañana del pasado domingo, después de ser intervenido en el Hospital Provincial, a causa de una peritonitis aguda. En la operación se le extrajeron del intestino delgado doscientos fragmentos de astillas, tierra, piedras, restos de piña y un trozo de madera de veintidós centímetros de longitud. La familia del muchacho estudia la posibilidad de presentar querella por supuesta negligencia contra la dirección del sanatorio psiquiátrico San José, de Ciempozuelos, centro regido por los.Hermanos de San Juan de Dios...

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Bernardo Ozaez, de diecinueve años, oligofrénico profundo, falleció a las siete de la mañana del pasado domingo, después de ser intervenido en el Hospital Provincial, a causa de una peritonitis aguda. En la operación se le extrajeron del intestino delgado doscientos fragmentos de astillas, tierra, piedras, restos de piña y un trozo de madera de veintidós centímetros de longitud. La familia del muchacho estudia la posibilidad de presentar querella por supuesta negligencia contra la dirección del sanatorio psiquiátrico San José, de Ciempozuelos, centro regido por los.Hermanos de San Juan de Dios, en el que se encontraba internado el joven desde hace siete años.

El pasado domingo, a las cuatro de la madrugada, la familia recibió una llamada telefónica desde el Hospital Provincial, para avisarles de que Berlardo había ingresado aquejado de peritonitis e iba a operársele. "Luego nos hemos enterado de que el niño había ingresado a las once de la noche del sábado", cuenta su hermano, Francisco Ozaez. "Poco después de la operación, mi hermano moría. No hemos recibido ninguna explicación por parte del sanatorio y la única respuesta que nos han dado es que denunciemos, si es que tenemos pruebas. Lo estamos pensando , no ya por mi hermano, que lo hemos perdido, sino por los otros que permanecen internos en el centro. El mismo sábado mis padres y mi tío le vieron y tenía la nariz rota, señales de mordiscos en los hombros, enormes magulladuras en la cadera, la boca partida, le faltaban dientes. Pese a eso, la única respuesta del director fue que los niños son muy malos.

En el Hospital Provincial, el doctor Egido, que le practicó la operación, explicó a este periódico que el muchacho ingresó hacia las once de la noche con todos los síntomas de sufrir una peritonitis y con total aspecto de boxeador, debido a las magulladuras y cardenales por todo el cuerpo. Aparte de los objetos ya señalados hallados en el intestino delgado, en su estómago se alojaba un magma semejante y una astilla de 22 centímetros de largo que es la que le produjo la perforación.

"Creo que la causa de la muerte está en el cuadro tóxico que presentaba el muchacho o en la perforación del esófago. Hablé con los padres y les dije que tenían al chico descuidado, pero me contestaron que le tenían internado en Ciempozuelos. Yo no puedo asegurar que haya habido negligencia o malos tratos. La misma madre me reconoció que al menor descuido se comía las sábanas o cualquier objeto. De todas formas, desconozco las causas por las que traía esas señales en el cuerpo". El informe del forense señala que la muerte le sobrevino por "insuficiencia cardiorespiratoria postoperatoria".

El director administrativo del hospital, (la Diputación paga 1.045 pesetas diarias por cada niño acogido en el centro), fray Juan de Dios, rechaza de plano la posibilidad de que haya habido negligencia o malos tratos con el niño y explica que Bernardo Ozaez sufrió una lipotimia el viernes por la noche y que al caerse se produjo las magulladuras que le apreciaron sus padres. "Lo del ojo y otras señales pueden habérselo hecho algunos compañeros.

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