Cartas al director

Delincuencia juvenil y sociedad

Formidable el editorial de su periódico sobre "Delincuencia juvenil" (EL PAÍS, 25 de septiembre de 1981). Tenemos que desterrar ese fariseísmo, uno más entre los muchos, de que el delincuente juvenil nace por generación espontánea, y también hay que desterrar esa idea brutal ciudadana de que a los chicos malos hay que encerrarlos.El delincuente no nace, se hace. Se hace porque los barrios populares de las grandes ciudades son infames; porque el cine y la televisión meten hasta las entrañas la idea del consumo; porque los centros de interés están dirigidos hacia la discoteca y la máquina...

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Formidable el editorial de su periódico sobre "Delincuencia juvenil" (EL PAÍS, 25 de septiembre de 1981). Tenemos que desterrar ese fariseísmo, uno más entre los muchos, de que el delincuente juvenil nace por generación espontánea, y también hay que desterrar esa idea brutal ciudadana de que a los chicos malos hay que encerrarlos.El delincuente no nace, se hace. Se hace porque los barrios populares de las grandes ciudades son infames; porque el cine y la televisión meten hasta las entrañas la idea del consumo; porque los centros de interés están dirigidos hacia la discoteca y la máquina tragaperras; porque los ídolos prefabricados por la publicidad van siempre montados en veloces motos o despampanantes deportivos; porque no hay trabajo para los jóvenes, y, en definitiva, porque sólo con dinero se consiguen las cosas. La consecuencia es lógica: si no tengo dinero por las buenas... lo tendré por las malas.

Vano intento el cambiar las leyes, vano intento la búsqueda de alternativas como la cultura y el deporte, y monstruoso intento exterminar al delincuente; tenemos que cambiar otra cosa: la sociedad./

. Madrid.

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