Jamenei, candidato indiscutible para las elecciones presidenciales

Unos dieciséis millones de iraníes en edad de votar han sido convocados para acudir mañana a las urnas y elegir al tercer presidente de la República Islámica de Irán. Previsiones de abstención o eventuales disturbios sangrientos aparte, se da como casi segura la elección de Sayed Alí Jamenei, de 42 años, como nuevo presidente de Irán.Jamenei, secretario general del poderoso Partido de la República Islámica (PRI), consejero de defensa y representante de Jomeini en el más alto organismo militar, ha sido asimismo líder de la plegaria de los viernes en Teherán hasta que un atentado, el pasado 27 d...

Unos dieciséis millones de iraníes en edad de votar han sido convocados para acudir mañana a las urnas y elegir al tercer presidente de la República Islámica de Irán. Previsiones de abstención o eventuales disturbios sangrientos aparte, se da como casi segura la elección de Sayed Alí Jamenei, de 42 años, como nuevo presidente de Irán.Jamenei, secretario general del poderoso Partido de la República Islámica (PRI), consejero de defensa y representante de Jomeini en el más alto organismo militar, ha sido asimismo líder de la plegaria de los viernes en Teherán hasta que un atentado, el pasado 27 de junio, le dejara postrado en una larga convalecencia. En aquella ocasión, Jamenei sufrió graves heridas en el pecho, y su mano derecha quedó inutilizada, tras recibir el impacto del detonador de un artefacto que fue colocado ante él durante unos rezos en la mezquita teheraní de Al Abuzar.

Gran parte de los principales dirigentes iraníes han expresado su apoyo abierto a la candidatura presidencial de Jamenei, al igual que tres de los cuatro candidatos que compiten teóricamente con él en las presidenciales, en las que también participa el actual primer ministro, Mahdavi Kani, único candidato que no pertenece al PRI.

Jamenei, si bien no ha recibido de modo directo el respaldo de Jomeini a su candidatura, sí cuenta con su aval, según se desprende de las posiciones a su favor tomadas por los líderes islámico. De 42 años, Jamenei ha sido y es uno de los más célebres dirigentes de la República Islámica iraní. Su voz vehemente y sus larguísimos discursos en la Universidad de Teherán, a los que acudía empuñando la bayoneta calada de un fusil colocado junto a su pie, son dos signos inseparables y muy concretos, que ejemplifican la iconografía revolucionaria iraní.

Temor a incidentes

Si bien la tensión preelectoral en Teherán no registra la intensidad de ocasiones anteriores, y las aciones de la campaña parecen restringidas, el temor a incidentes sangrientos y a nuevos atentados se palpa en la atmósfera de Teherán. Para atajar esta sensación creciente de inseguridad, cada vez más interiorizada por los iraníes, las autoridades islámicas han vuelto a reafirmar que toda persona que participe en actividades contrarias contra la revolución, tome parte en manifestaciones o utilice armas de fuego con la finalidad de oponerse al desarrollo normal de las jornadas electorales, será pasada por las armas sin contemplaciones de ningún tipo. Empero, el fiscal de los tribunales revolucionarios, Mussavi Tabrizi, dijo ayer en Teherán que en ningún caso serán fusilados los menores de dieciséis años; que serán devueltos a sus padres tras una fase de reeducación.

Estos adolescentes no engrosarán las filas de aquellos de los ejecutados. Los paredones han visto desfilar ante sus muros estos últimos dias 157 jóvenes, 43 de ellos en la prisión de Evin, al norte de Teherán. Entre los fusilados en esta prisión se hallaban el asesor del ex presidente Banisadr, Hussein Navab Safabi, y el brigadier general Muzzayyeni.

Los tribunales revolucionarios, que actualmente actúan como sumarísimos, continúan emitiendo nuevas condenas a muerte prioritariamente destinadas a reprimir la oposición de la organización Muyahidin Jalq. Más de 1.300 militantes de esta organización han sido fusilados desde que fuera derrocado el presidente Abolhassan Banisadr.

Según el ayatollah Rabbani Amlashi, el autor del atentado que causó la muerte del presidente Alí Rayai y del primer ministro Javad Bahonar, en la oficina teheraní de éste, el pasado 30 de agosto, ha sido identificado como Masud Keshmiri, funcionario de la jefatura del Gobierno. Khesmiri, según dijo Amlashi, no fue registrado al entrar a la sede por ser un funcionario permanente de aquélla. Minutos después de depositar el explosivo huyó de allí y actualmente se desconoce su paradero, de acuerdo con la misma fuente.