Cartas al director

El paro

Ahora parece que con el arreglo del paro pasa como con el maravilloso alivio que se siente cuando se quita uno el zapato del clavo gordo. Es decir, que para que de verdad haya alivio, es necesario sufrir mucho antes. Y es que por lo que estoy leyendo, viviendo y sufriendo cotidianamente, para que el paro se arregle, primero tiene que extendarse e intensificarse. ¡Muchos más parados con la reconversión industrial, y mucho menos pagados los «afortunados» que siguen enganchados, y después... el alivio milagroso!Y yo me pregunto: ¿hasta cuándo el alivio milagroso? ¿Hasta la próxima crisis, cuya pe...

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Ahora parece que con el arreglo del paro pasa como con el maravilloso alivio que se siente cuando se quita uno el zapato del clavo gordo. Es decir, que para que de verdad haya alivio, es necesario sufrir mucho antes. Y es que por lo que estoy leyendo, viviendo y sufriendo cotidianamente, para que el paro se arregle, primero tiene que extendarse e intensificarse. ¡Muchos más parados con la reconversión industrial, y mucho menos pagados los «afortunados» que siguen enganchados, y después... el alivio milagroso!Y yo me pregunto: ¿hasta cuándo el alivio milagroso? ¿Hasta la próxima crisis, cuya periodicidad ya todos -hasta los tontos de antes- conocemos? ¿Hasta que en el zapato remendado por no habernos dejado renovarlo vuelva a salir el clavo?

¿No va siendo hora ya de tirar el zapato de una vez, de intentar, al menos, de una vez desterrar tanto remiendo? /

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
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