Cartas al director

Fernández Posse

Una vez leído el contenido de la ofrenda del capitán general de la VIII Región Militar, Fernández Posse, al apóstol Santiago, la sorpresa que me causa es tal que, en algún momento, creo haberme trastornado, y lo digo porque esta fue la sensación sentida al concluir el texto. En efecto, era terrible: «... estamos en plena guerra ... » Pero me asomo a la calle y busco algo distinto a lo cotidiano -el capitán general me lo ha dicho-, no lo hallo; debe ser difícil verlo. Declara que el enemigo está en todas partes -televisión, Prensa, Iglesia, universidad, cine, arte y cultura- En mi delirio s...

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Una vez leído el contenido de la ofrenda del capitán general de la VIII Región Militar, Fernández Posse, al apóstol Santiago, la sorpresa que me causa es tal que, en algún momento, creo haberme trastornado, y lo digo porque esta fue la sensación sentida al concluir el texto. En efecto, era terrible: «... estamos en plena guerra ... » Pero me asomo a la calle y busco algo distinto a lo cotidiano -el capitán general me lo ha dicho-, no lo hallo; debe ser difícil verlo. Declara que el enemigo está en todas partes -televisión, Prensa, Iglesia, universidad, cine, arte y cultura- En mi delirio sólo se me ocurre romper el televisor, quemar mis libros..., destruirlo todo... De pronto caigo en la cuenta de que el enemigo que me delata el general es especial: no tiene cuerpo. En efecto, dentro de los libros no está. ¡Me recupero! Este enemigo es muy especial, ¿será el tradicional Lucifer que no descansa? No lo creo, porque es bien conocido y sabemos cómo defendernos, un par de latigazos a tiempo y lo alejamos. 0 quizá el capitán general nos está diciendo que esta sociedad está tan corrompida que no sirve, hay que destruirla y cambiarla: ¡pero esto es lo que dicen los rojos! Ya estamos con lo de siempre... No creo que el general vaya por ahí, de manera que vuelvo a empezar. Este hombre me vuelve loco, dice: «... trata de envenenar a los soldados ... » Con estas palabras creo descubrir el misterio, el enemigo son los intereses lucrativos, que aprovechando la estupidez de la Administración envenenan a la población, soldados del general incluidos. ¡Ahí está!, la colza, las anilinas... Pero de nuevo comprendo que desvarío, ya que el enemigo, además de envenenar soldados, «organiza huelgas, incendios, apoya peticiones salariales aunque sean imposibles ... » Esto me llena de estupor porque veo que podría ser yo mismo el enemigo. Pero no, porque yo no he declarado la guerra, sólo quiero lo que es de justicia. Además, el enemigo busca como objetivo «... crear miedo, el terror, empobrecer las economías, destruir moral y físicamente a los ciudadanos y a las naciones, y el momento oportuno para ello es cuando ven que empiezan a consolidarse las libertades ... » Esto es demasié, porque este enemigo provocador.y declarador de guerras lo único que hace es frenar el desarrollo democrático allí donde aparezca: por tanto, el enemigo son los fascistas.No obstante, hay- algo que es cierto: «... la Europa de la civilización occidental nos recuerda a la antigua Roma y a su posterior desaparición ... » La Europa occidental -sistema capitalista- está en crisis y desaparecerá como lo hizo Roma, fruto del devenir histórico en el cual las sociedades en su evolución varían sus formas y valores, dando paso a otras nuevas. Y, auixque en la historia muchas han sido las veces en que el proceso ha intentado ser interrumpido, éste, inevitablemente, sigue./

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