Cartas al director

Mujeres y feminismo

La carta dirigida a EL PAIS por el Colectivo Feminista el día 30 de diciembre no llevaba en su original el título con que apareció en el periódico. Precisamente, por no querer entrar a definir el feminismo radical, ni adjudicarnos representatividad alguna, sino simplemente denunciar aquél, que proclamándose radical no lo es, habíamos elegido como encabezamiento el siguiente: «Guerra al sistema patriarcal: no a la diferencia», en contestación a la tribuna libre a la que hacíamos referencia, titulada «Feminismo radical e independiente, guerra al sistema patriarcal».Tanto el cambio en el encabeza...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La carta dirigida a EL PAIS por el Colectivo Feminista el día 30 de diciembre no llevaba en su original el título con que apareció en el periódico. Precisamente, por no querer entrar a definir el feminismo radical, ni adjudicarnos representatividad alguna, sino simplemente denunciar aquél, que proclamándose radical no lo es, habíamos elegido como encabezamiento el siguiente: «Guerra al sistema patriarcal: no a la diferencia», en contestación a la tribuna libre a la que hacíamos referencia, titulada «Feminismo radical e independiente, guerra al sistema patriarcal».Tanto el cambio en el encabezamiento como la ruptura de sentido no son imputables de ningún modo al Colectivo Feminista.

Victoria Sendón (3-1-1981) pretende haber rebatido nuestra argumentación con una pregunta retórica: «¿Todavía confunden ustedes el concepto de diferencia con el de status desigual?». A lo que nosotras le preguntamos: ¿Y cómo vamos a tener tal confusión, si precisamente descubrimos a cada paso la raíz de nuestra opresión en la única diferencia significativa: la diferencia de poder entre hombres y mujeres?

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Las otras diferencias: ternura/violencia, emotividad/ frialdad, etcétera, no son diferencias naturales, con las que nacemos, sino que son diferencias históricas, que el poder patriarcal establece para legitimarse y esclavizamos. No, no queremos ser como los hombres, no queremos sus roles, sus leyes, su mundo, queremos y reivindicamos el poder (ya se sabe, el poder se posee o se sufre). Queremos el espacio social que hoy ocupan los hombres, no su forma de ocuparlo.

Aún hay más: si las mujeres fuéramos dulces y no violentas por naturaleza, jamás podríamos luchar contra esa violencia de los hombres, ni siquiera querríamos luchar contra ella y, por tanto, continuaríamos por siempre oprimidas y explotadas. Los llamados «valores femeninos» son características positivas y reivindicables a condición de que no pertenezcan al ámbito reservado a las mujeres./

Por el Colectivo Feminista de Madrid.

Archivado En