Editorial:

El precedente griego en la CEE

DESDE EL pasado día 1 de enero, Grecia se sienta a la mesa de Bruselas como miembro número diez. Desde ahora no se podrá hablar más de los nueve del Mercado Común, como un club eminentemente de países ricós. Entre los diez hay uno cuyas relaciones y ajustes en el seno de la Comunidad Económica Europea estamos los españoles obligados a mirar con lupa.La adhesión de Grecia a la CEE se produce además en un año decisivo para activar las negociaciones de ingreso de España y Portugal, dos países con características económicas semejantes a las helénicas. De hecho, los precedentes fijado...

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DESDE EL pasado día 1 de enero, Grecia se sienta a la mesa de Bruselas como miembro número diez. Desde ahora no se podrá hablar más de los nueve del Mercado Común, como un club eminentemente de países ricós. Entre los diez hay uno cuyas relaciones y ajustes en el seno de la Comunidad Económica Europea estamos los españoles obligados a mirar con lupa.La adhesión de Grecia a la CEE se produce además en un año decisivo para activar las negociaciones de ingreso de España y Portugal, dos países con características económicas semejantes a las helénicas. De hecho, los precedentes fijados por la CEE al ajustar los precios agrícolas griegos a los comunitarios y las dificultades de última hora surgidas en estas negociaciones no van a mejorar la posición española. Fuentes comunitarias han insinuado, en varias ocasiones, que las «facilidades» concedidas a Atenas deberán evitarse en el caso español, ya que el peligro agrícola e industrial no es comparable.

Espafia puede felicitarse de que la segunda expansión de la Comunidad se haya realizado hacia el Sur en un momento en que los problemas internos amenazan constantemente con agrietar la estructura comunitaria. Grecia es un contrapeso en las relaciones Norte-Sur, que tendrá, por intereses comunes particulares, un buen aliado en Gran Bretaña. La flota helénica de marina mercante se convierte, con 67 millones de toneladas de registro bruto, en la más importante de la CEE, seguida de la británica. Londres espera, por ello, que la mesa de Bruselas preste, desde ahora, mayor atención a los problemas marítimos, que son preocupación prioritaria del Gobierno de Atenas. El número de buques que navegan, desde el 1 de enero, bajo bandera comunitaria ha crecido en más de un 50% por la presencia de Grecia.

La incorporación tendrá más ventajas que inconvenientes para el número diez, especlalmente en el terreno agrícola, naval y comercial. La industria griega es el sector más vulnerable por su tamafío, por la falta de personal cualificado y por su baja capitalización. Los objetivos prioritarios del Gobierno de Atenas siguen siendo la lucha contra la inflación (situada en el 25 %), el control de la balanza de pagos y el aumento de las inversiones.

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La segunda ampliación a diez va a ser además una importante prueba de madurez y solidaridad para el proceso de integración europea y rara prevenir también el agravamiento de los problemas internos que, como la reciente disputa británica sobre los presupuestos, hacen tambalear las estructuras comunitarias.

La entrada de Grecia implicará, por otra parte, nuevos problemas políticos para Bruselas. Las diferencias entre Grecia y Turquía se convierten, por ejemplo, en un nuevo tema comunitario. Grecia tiene cinco años para adaptar su legislación a la comunitaria y a los acuerdos de Bruselas con países terceros. De esta forma, Grecia se convertirá en aliado de Turquía en atención al acuerdo de asociación firmado en 1963 entre Ankara y la Comunidad.

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