La voz de Roma

Quienes esperaban que la Iglesia pudiera modificar su actitud tradicional hacia los temas de la familia posiblemente habrán quedado desilusionados con el mensaje difundido ayer en Roma por los doscientos obispos participantes en el sínodo. La doctrina tradicional queda reafirmada en la insistencia del «carácter perpetuo e indisoluble» del matrimonio canónico, con el consecuente rechazo a los divorciados que han vuelto a casarse, y con la ratificación de la Humanae Vilae.Sería ingenuo creer, sin embargo, que doscientos obispos, entre los que figuraba una nutrida representación procedente...

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Quienes esperaban que la Iglesia pudiera modificar su actitud tradicional hacia los temas de la familia posiblemente habrán quedado desilusionados con el mensaje difundido ayer en Roma por los doscientos obispos participantes en el sínodo. La doctrina tradicional queda reafirmada en la insistencia del «carácter perpetuo e indisoluble» del matrimonio canónico, con el consecuente rechazo a los divorciados que han vuelto a casarse, y con la ratificación de la Humanae Vilae.Sería ingenuo creer, sin embargo, que doscientos obispos, entre los que figuraba una nutrida representación procedente de países ajenos a la cultura judeo-latina, no han hecho otra cosa que reafirmarse en ideas previas. Ahí está una propuesta, compartida,por gran parte de los asistentes, de una progresiva aceptación en el seno de la comunidad eclesial de los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio, que forma parte del documento final. ( ... )

Sin embargo, en el mensaje final hecho público existen aspectos especialmente positivos para países como el nuestro, en los que la convocatoria episcopal ha coincidido con un cambio legislativo hacia alguno de los temas de la familia, concretamente el del divorcio.

En ningun momento afirma -contra lo que en España hizo el arzobispo de Toledo, doctor González Martín- que el poder civil no pueda legislar en favor del divorcio, sino que señala responsabilidades morales para los practicantes que, tras el divorcio de un matrimonio eclesiástico, vuelvan a casarse.(...)

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26 de octubre.

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