Cartas al director

Sexualidad y matrimonio

Recientemente, en el programa de Televisión Española Más vale prevenir, pusieron el tema de fidelidad e infidelidad en el matrimonio, y resultó sorprendente oír las respuestas de los encuestados, que no concedían la menor importancia -con gran relajamiento de conciencia- al hecho de incurrir en adulterio; pero más sorprendente resulta que nos quedemos tan tranquilos, con actitud pasiva y cruzados de brazos, riéndonos de las gracias de aquéllos, cuando es denigrante que unos cónyuges bendecidos y unidos por Dios, a través del sacramento del matrimonio, se corrompan y ensucien, olvidando ...

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Recientemente, en el programa de Televisión Española Más vale prevenir, pusieron el tema de fidelidad e infidelidad en el matrimonio, y resultó sorprendente oír las respuestas de los encuestados, que no concedían la menor importancia -con gran relajamiento de conciencia- al hecho de incurrir en adulterio; pero más sorprendente resulta que nos quedemos tan tranquilos, con actitud pasiva y cruzados de brazos, riéndonos de las gracias de aquéllos, cuando es denigrante que unos cónyuges bendecidos y unidos por Dios, a través del sacramento del matrimonio, se corrompan y ensucien, olvidando las fuertes palabras de Cristo: «Yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón».Cuando un hombre y una mujer contraen matrimonio prometen ante Dios amor, respeto, fidelidad, educar en la fe católica a los hijos que Él quiera enviarles. Y todo lo que sea violar esas promesas constituye ofensa grave. Además, quien se mete en el fango intencionadamente -y no vale excusarse diciendo: «Una debilidad la puede tener cualquiera», porque quien se acerca al fuego se quema- sabe lo que hace (hombre o mujer); es una salvajada propia de cobardes y prostitutas, traicionando de manera vil, baja y despreciable la institución matrimonial y a los hijos, si los hubiere. /

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