Cartas al director

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En relación a la carta que publica su periódico el día 5 de agosto, y en la que soy tan desagradablemente aludido por el señor Souto, debo manifestarle lo siguiente:Como presidente de Adelpha, he presidido.todas las reuniones de la junta directiva, y puedo garantizarle, a título personal, que la postura unánime, incluido mi voto y el de los vicepresidentes, ha sido siempre contra la llamada solución sur de Soria.

Conozco los estatutos, y el cargo de adjunto que se atribuye a sí mismo el señor Souto no está contemplado en los estatutos, siendo una invención que ha utilizado para escribir...

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En relación a la carta que publica su periódico el día 5 de agosto, y en la que soy tan desagradablemente aludido por el señor Souto, debo manifestarle lo siguiente:Como presidente de Adelpha, he presidido.todas las reuniones de la junta directiva, y puedo garantizarle, a título personal, que la postura unánime, incluido mi voto y el de los vicepresidentes, ha sido siempre contra la llamada solución sur de Soria.

Conozco los estatutos, y el cargo de adjunto que se atribuye a sí mismo el señor Souto no está contemplado en los estatutos, siendo una invención que ha utilizado para escribir numerosas y graves cartas acusatorias contra personas, sin mi conocimiento, pero escudándose en mi cargo de presidente, al utilizar el adjetivo de adjunto.

La asamblea general de socios, celebrada en 1978, me eligió presidente, con lo que malamente puede hablar de cargo nominal.

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Puedo afirmar, a título personal, que nunca he tenido trato con el ministro de Cultura sobre la asociación, ni últimamente me ha consultado nada, así como tampoco me ha transmitido amenazas o indicaciones de cese, siendo incierto lo maliciosamente afirmado por el señor Souto. ( ... )

Como presidente de Adel, ha, conozco las normas de funcionamiento que regían la felizmente desaparecida comisión ejecutiva, que tanto ha servido para escamotear graves asuntos, no sólo a la junta directiva, sino incluso al pleno de la propia comisión: ésta sólo tenía facultades para asuntos de trámite, nunca para lo demás, como es lógico.

El desmentido que hice como presidente de Adelpha a la nota que, a título personal, no corporativo, emitieron el señor Souto, el señor Amón y el señor duque de Segorbe, pidiendo la dimisión al ministro de Cultura, fue debido a que dicha nota no había sido conocida ni aprobada por el pleno de la comisión ejecutiva, ni mucho menos por la junta directiva, y se les había advertido seriamente que la próxima nota de Adelpha que se emitiera sin conocimiento y aprobación sería desmentida, fuera cual fuera su contenido.

Los problemas de descontrol en esta asoclación llegaron a su punto límite a finales dejunio, cuando los señores Souto, Amón y duque de Segorbe intentaron hacer dimitir, primero, al presidente de Adelplia y, posteriormente, al pleno de la junta directiva, para poner en la presidencia al propio duque de Segorbe, utilizarrdo toda su suerte de presiones y coacciones sobre la vida personal y profesional de los miembros de la junta en la medida en que éstos se fueron oponiendo a se mejante maniobra antiestatutaria.

Las reuniones habidas los días indicados por el señor Souto (11 y 15 de julio) no fueron de la junta directiva, la primera, por falta de convocatoria, yla segunda, por haber sido programada como una reunión informal para tratar de resolver los asuntos, por lo que es improcedente tanto afirmar que don Juan Ignacio Sáenz Díez asistió «ilegalmente a reuniones, como que ejerce coacción moral».

Como presidente de Adelplia, he vivido todas estas y otras dificultades, y, personalmente, lamento que salieran de un círculo íntimo, al ser hechos públicos a través de las circulares que, con el nombre de «reservado», envió el señor Souto los días 30 de junio y 16 de julio al Ministerio de Cultura, a los medios de comunicación y a numerosos socios de Adelplia, obligando a dar una obligada respuesta que, si bien puede clarificar la verdad, al final a nadie beneficia. /

presidente de Adelpha.

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