Cartas al director

"De mi bolsillo"

Suelo poner gasolina en la estación autoservicio que con las más modernas instalaciones ha inaugurado hace poco tiempo la Campsa cerca del aeropuerto de Barajas. Los contadores de los distintos surtidores son tan exactos que aprecian los céntimos, lo cual hace prácticamente imposible acertar exactamente con una cantidad entera.Normalmente suelo poner mil pesetas, con el objeto de facilitar tanto a ellos como a mí el cobro. Pues bien, basta que uno sobrepase en unos céntimos las mil pesetas (incluso diez, veinte o treinta céntimos) para que el cobrador le pida, e incluso le exija de mala educac...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Suelo poner gasolina en la estación autoservicio que con las más modernas instalaciones ha inaugurado hace poco tiempo la Campsa cerca del aeropuerto de Barajas. Los contadores de los distintos surtidores son tan exactos que aprecian los céntimos, lo cual hace prácticamente imposible acertar exactamente con una cantidad entera.Normalmente suelo poner mil pesetas, con el objeto de facilitar tanto a ellos como a mí el cobro. Pues bien, basta que uno sobrepase en unos céntimos las mil pesetas (incluso diez, veinte o treinta céntimos) para que el cobrador le pida, e incluso le exija de mala educación, mil y una pesetas.

En una ocasión, en que había puesto mil pesetas y treinta céntimos, y sólo disponía de un billete de mil, tras insistir en que no tenía más, el cobrador me dijo despectivamente: «No se preocupe, yo lo pondré de mi bolsillo». Yo me pregunto: ¿Cómo es posible que Campsa, hoy en día, intente por todos los medios cobrar unos céntimos?/

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En