Tribuna:

Joaquin Garrigues, la voluntad de vencer

La desaparición de Joaquín Garrigues Walker deja en la clase política española un vacío difícilmente reemplazable. Su trágica carrera contra la muerte, que tanto ha conmovido a la opinión pública, ha situado a este hombre entrañable en la más alta cota del respeto popular. Su lucha ante la adversidad ha sido una lección y un símbolo de cómo oponer la esperanza a la Impotencia y la entereza a la fatalidad.Estamos demasiado habituados en este acomodaticio mundo nuestro a tirar la toalla y renunciar al esfuerzo. Pero es, sobre todo, el afán de sobrevivir el que ha permitido al hombre seguir adela...

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La desaparición de Joaquín Garrigues Walker deja en la clase política española un vacío difícilmente reemplazable. Su trágica carrera contra la muerte, que tanto ha conmovido a la opinión pública, ha situado a este hombre entrañable en la más alta cota del respeto popular. Su lucha ante la adversidad ha sido una lección y un símbolo de cómo oponer la esperanza a la Impotencia y la entereza a la fatalidad.Estamos demasiado habituados en este acomodaticio mundo nuestro a tirar la toalla y renunciar al esfuerzo. Pero es, sobre todo, el afán de sobrevivir el que ha permitido al hombre seguir adelante, y este afán nunca puede considerarse estéril.

La serena actitud de Joaquín ante la certidumbre de la gravedad de su caso, su voluntad de vivir, de participar activamente en la política hasta el último momento, viene a decirnos que el ser humano puede y debe enfrentarse a su destino sin doblegarse. La figura de Joaquín es, por otra parte, rica en historial político y humano. Su coherente y limpia trayectoria le llevaría a reconocer, en una ocasión y sin falsos pudores, que aspiraba a las más altas responsabilidades para las cuales, desde luego, estaba preparado. Alguna mente pacata pareció escandalizarse ante esta «atrevida» declaración de intenciones.

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Era este estilo distinto de comportarse, de una personalidad culta, irónica, que pasa de muchas cosas y aberra de otras cuantas, el que a veces le daba una apariencia frívola. Pero detrás de esta fachada tan presentable había, ¡también!, un hombre serio, con un claro concepto del Estado, dotado de una profunda visión política. De un carisma personal que se acrecentaba a medida que su actitud vital iba a suscitar un respeto imponente en este pueblo dotado de una fina sensibilidad ante lo auténtico.

Su muerte nos sobrecoge. Sin embargo, su lucha contra la. adversidad nos emplaza a no conformarnos, a enfrentarnos serenamente al futuro conscientes de que lo importante no es tanto la propia victoria como la voluntad de vencer.

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Fernando Alvarez de Miranda Torres es diputado de UCD por Palencia.

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