Un diputado laborista, expulsado de la Cámara de los Comunes

Trescientos años de estabilidad política no se consiguen en un país si no se aceptan las reglas de juego establecidas, como quedó demostrado el martes en un tormentoso debate político en la Cámara de los Comunes, cuando el speaker de la Cámara expulsó a un diputado laborista que se negaba a obedecer sus repetidas llamadas al orden.El incidente, que ocupó ayer gran parte de las primeras páginas de toda la Prensa nacional británica, tuvo como protagonistas al presidente de la Cámara, George Thomas, y al diputado laborista por BoIsover, Dennis Skinner, uno de los más caracterizados mie...

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Trescientos años de estabilidad política no se consiguen en un país si no se aceptan las reglas de juego establecidas, como quedó demostrado el martes en un tormentoso debate político en la Cámara de los Comunes, cuando el speaker de la Cámara expulsó a un diputado laborista que se negaba a obedecer sus repetidas llamadas al orden.El incidente, que ocupó ayer gran parte de las primeras páginas de toda la Prensa nacional británica, tuvo como protagonistas al presidente de la Cámara, George Thomas, y al diputado laborista por BoIsover, Dennis Skinner, uno de los más caracterizados miembros de la izquierda del partido.

El clima estaba enrarecido en la Cámara como consecuencia de la ptiblicación de las cifras de desempleo correspondientes a junio en la prensa del día, y las interpelaciones al Gobierno en tomo a.las mismas por'parte de los diputados de la oposición.

El secretario de Empleo, James Prior, uno de los miembros más moderados del Gabinete conserva.dor, trató de achacar estas cifras a lo que calificó como desorbitados attmentos salariales conseguidos en los últimos convenios, superiores al 21 %.

El diputado Skinner se levantó cc,mo una pantera y achacó el níimero de parados a la política monetarista del Gobierno Thatcher. Prior le contestó con una recr.iminación de que cuando el Gobierno laborista implantó una política salarial no se le había oído en la Cámara. Fue como si le hubieran pisado un callo.

En medio de una formidable protesta de las filas conservadoras, Skinner llamó mentiroso a Prior y arremetió con más ímpetu contra la política del Gobierno, mientras el speaker, peluca en cabeza, pedía repetidamente «orden, orden». En ese momento, el líder de la oposlción, James Callaghan, se levantó para decir que, en realidad, Skinner no pretendía ofender la autoridad del speaker, sino sólo atacar la política conservadora.

El ministro Prior, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, manifestó que, si el diputado consideraba ofensivas sus manifestaciones, estaba dispuesto a retirarlas. Pero Skinner rechazó la rama de olivo e insistió en que Prior era un mentiroso.

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En ese momento, el speaker pidió al diputado laborista que abandonara la Cámara. El diputado siguió sentado. «Ante esa actitud», dijo el presidente, «no me queda más opción que pedir al sargento de armas que acompañe a su señoría fuera del recinto de la Cámara». Espada al cinto, el sargento de armas, teniente coronel Peter Thorne, se dirigió al diputado, quien antes de su llegada abandonó su escaño y salió de la Cámara de los Comunes.

La orden de expulsión, la primera en los últimos dos años, tiene sólo una duración de veinticuatro horas, y el expulsado puede incorporarse al día siguiente.

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