La aproximación al PNV y a Convergencia, único remedio para la "soledad centrista"

El período de reflexión en el que ha ingresado el Gobierno Suárez, tras el éxito jurídico-constitucional y el descalabro político que ha significado para Unión de Centro Democrático (UCD) el debate sobre la moción de censura socialista, va atener el efecto de un revulsivo sobre el partido gubernamental. Según informaron a EL PAIS miembros del propio Gabinete, el aldabonazo parlamentario obligará a UCD a acelerar la operación, planificada para más largo plazo, de aproximación a las minorías nacionalistas vasca y catalana, como único modo ideológicamente coherente de acabar con la evidente soled...

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El período de reflexión en el que ha ingresado el Gobierno Suárez, tras el éxito jurídico-constitucional y el descalabro político que ha significado para Unión de Centro Democrático (UCD) el debate sobre la moción de censura socialista, va atener el efecto de un revulsivo sobre el partido gubernamental. Según informaron a EL PAIS miembros del propio Gabinete, el aldabonazo parlamentario obligará a UCD a acelerar la operación, planificada para más largo plazo, de aproximación a las minorías nacionalistas vasca y catalana, como único modo ideológicamente coherente de acabar con la evidente soledad centrista.

No hay duda de que el círculo íntimo de Adolfo Suárez ya tenía en cartera este proyecto. El rango de vicepresidente que se había pensado dar a José Pedro Pérez-Llorca (merecedor, según compañeros suyos de Gobierno, del cargo de negociador universal) no era más que una forma de colocar en su lugar, entre las prioridades del Gabinete, el difícil entramado de pactos y negociaciones previos al necesario abrazo centrista a catalanes y vascos.Por lo que se refiere a estos últimos, las dificultades son especialmente notables y han dejado en el camino a personas de la entera confianza de Suárez, como Fernando Abril -fracasado negociador de la integración constitucional del PNV-, o que, como Antonio Fontán, parecieron especialmente hábiles para conversar con los vascos durante su etapa de presidente del Senado. La idoneidad de Pérez-Llorca para el cometido no ha sido todavía puesta en duda.

La operación consistía, en compensar los descalabros electorales en el País Vasco y Cataluña mediante acuerdos parlamentarios o de gobierno con los respectivos vencedores en ambas comunidades autónomas. Con ello se cubría un triple objetivo: sustituir el consenso habitual de UCD con los socialistas, hegemónicos hasta hace poco en sendos territorios, por el pacto con quienes derrotaron a estos últimos; integrar en la política de Estado a las principales fuerzas periféricas y dar estabilidad al Gobierno Suárez sin hipotecarlo con la aproximación a Fraga. El convenio con este último quedaba descartado, porque intensificaría la tensión interior de los liberales y socialdemócratas y dejaría por la izquierda espacio electoral que podría fácilmente cubrir el socialismo moderado de Felipe González. La operación, además, contaba con la bendición democristiana, la corriente más sólida y a la vez más afín a peneuvistas y convergentes.

La moción de censura socialista ha interceptado el plan, pero en realidad puede producir el efecto de su aceleración, aunque acaso los precios nacionalistas sean ahora más altos para UCD, dada la indigencia de apoyos que ha quedado de manifiesto. En todo caso, el único acuerdo político coherente para UCD no puede esperar hasta octubre, porque el congreso del partido centrista sería la gran ocasión para producir una alternativa a Suárez si la debilidad parlamentaria del Gobierno continuara sin resolverse. La contrastada ineptitud de Adolfo Suárez para el debate vivo -que no significa su descalificación para la política., sino sólo para ocupar la cabeza del Ejecutivo en un régimen parlamentario- sería un elemento decisivo para alzaprimar un nuevo líder.

Mientras tanto, personalidades responsables del Gobierno consideran necesario no descartar la colaboración de los socialistas y cuentan con que éstos no se la nieguen para la denominada política de Estado. Concretamente, José Pedro Pérez-Llorca insiste en la coincidencia esencial de UCD y PSOE sobre el planteamiento autonómico y desea hacerla operativa. Por su parte, Juan Antonio Ortega, ministro de Coordinación Legislativa, mantiene el propósito de contar con los socialistas para determinadas leyes, como la del Poder Judicial, y teme que la actitud subsiguiente al debate -que, por otra parte, estimó múy positivo- dificulte el desarrollo legislativo de la Constitución. Uno de los primeros proyectos a remitir a las Cortes será el estatuto de Libertades Públicas.

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