Cartas al director

La desesperación del parado

No sé si este pequeño escrito tendrá o no interés, pero de lo que no me cabe la menor duda es de la importancia del tema que intento tratar. La soledad que muchos de nosotros padecemos no es, ni por asomo, una cuestión más a discutir. Se trata de una verdadera preocupación nacional, al menos debiera serlo, de la que depende en gran medida el futuro de este país y de la humanidad misma.El hombre de la calle se siente solo, y eso es algo que no podemos dudar. Fijémonos en los distintos problemas por los que nos vemos sin amparo de ningún tipo; esas cosas que nos marcan y nos superan por sí misma...

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No sé si este pequeño escrito tendrá o no interés, pero de lo que no me cabe la menor duda es de la importancia del tema que intento tratar. La soledad que muchos de nosotros padecemos no es, ni por asomo, una cuestión más a discutir. Se trata de una verdadera preocupación nacional, al menos debiera serlo, de la que depende en gran medida el futuro de este país y de la humanidad misma.El hombre de la calle se siente solo, y eso es algo que no podemos dudar. Fijémonos en los distintos problemas por los que nos vemos sin amparo de ningún tipo; esas cosas que nos marcan y nos superan por sí mismas, cosas a las que no sabemos enfrentarnos, o nos da miedo. Mi carta no es nada brillante, lo sé; pero trato de reflejar una situación por la que todos hemos pasado, o seguimos pasando, sin darnos mucha cuenta, pero ,que nos marca, nos define y predestina. Mi gran problema, el de todos posiblemente, es la soledad, la tremenda soledad de una nueva sociedad que me despersonaliza y me mete en unos caminos que ni quiero ni busco.

Cuando los parlamentarios hablan y programan, cuando los políticos «analizan la situación», y no encuentran salida, pienso que no la hay, que la tristeza y la soledad nos controlan, y que ni UCD, ni PSOE, ni nadie, podrá solucionarlo. Es sencillamente la nada, la desesperación. Sé que escribo esto en un momento de desesperación, pero no cabe otra cosa: es la desesperación del que no tiene horizonte ni futuro, del parado./

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