Funerales por el guardia civil y el "etarra" muertos el lunes

El funeral por el guardia civil Rufino Muñoz Alcalde, muerto a tiros el lunes en Guipúzcoa, por ETA Militar, tuvo lugar ayer por la mañana en el hospital militar de San Sebastián, en un acto al que asistieron el director del cuerpo, general Arámburu Topete, y el general Sáenz de Santamaría, delegado del Gobierno para asuntos de orden público en el País Vasco. Mientras tanto, la población guipuzcoana de Elgueta vivió ayer una jornada de huelga por la muerte de Francisco Javier Aranceta Eguizábal, el terrorista que perdió la vida en el atentado.A últimas horas de ayer se pudo confirmar que e...

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El funeral por el guardia civil Rufino Muñoz Alcalde, muerto a tiros el lunes en Guipúzcoa, por ETA Militar, tuvo lugar ayer por la mañana en el hospital militar de San Sebastián, en un acto al que asistieron el director del cuerpo, general Arámburu Topete, y el general Sáenz de Santamaría, delegado del Gobierno para asuntos de orden público en el País Vasco. Mientras tanto, la población guipuzcoana de Elgueta vivió ayer una jornada de huelga por la muerte de Francisco Javier Aranceta Eguizábal, el terrorista que perdió la vida en el atentado.A últimas horas de ayer se pudo confirmar que el policía nacional Hipólito Rodríguez, herido también en el atentado, se encuentra fuera de peligro y evoluciona favorablemente en el centro sanitario donde se encuentra ingresado.

La ceremonia religiosa en recuerdo de Rufino Muñoz Alcalde se desarrolló sin más incidentes que las escenas de dolor de los familiares y amigos de la víctima. El sacerdote oficiante, en su homilía, dijo, entre otras cosas, que la justicia no puede estar subordinada a un proyecto político en el que se ponga en juego la vida humana. Finalizado el funeral, el féretro con el cadáver del guardia civil fue introducido en un furgón fúnebre que emprendió viaje hacia la localidad burgalesa de Fresno del Río, donde recibirá sepultura.

Horas más tarde, la población guipuzcoana de Elgueta, rodeada por fuerzas de la policía, y bajo el telón de fondo de una huelga general, recibió el cadáver de Javier Aranceta Eguizábal, en un acto de homenaje en el que participaron prácticamente la totalidad de los convecinos de la víctima. La capilla ardiente fue instalada en el cementerio -hoy por la mañana se celebrarán los funerales-, al impedir la policía que el féretro fuese conducido al ayuntamiento. La orden había sido dada por el gobernador civil de la provincia e incluía también la retirada de la ikurriña que ondeaba a media asta en el mástil de la casa consistorial.

Previamente, por la mañana, la «asamblea popular» de Elgueta -villa que cuenta con unos 1.500 vecinos- aprobó un comunicado en el que se acusaba al Gobierno de UCD de «la violencia que padece Euskadi», a la vez que aseguraban que llegará el día en que el pueblo «los juzgará».

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