La Administración, paralizada

De acuerdo con el ritual de una vieja tradición, la Administración española entró en una etapa de aletargamiento en el momento en que circularon los primeros rumores en torno a la posibilidad de una crisis de Gabinete. Nuestra Administración se rige por normas obsoletas, y los últimos intentos de acelerar la aprobación de un estatuto de la función pública no han llegado a feliz término. ( ...) Recordamos que a raíz de las elecciones de marzo de 1979 la maquinaria administrativa ralentizó su marcha, abiertas las expectativas de cambios en el ejecutivo.Cuando escribimos estas líneas -superadas y...

De acuerdo con el ritual de una vieja tradición, la Administración española entró en una etapa de aletargamiento en el momento en que circularon los primeros rumores en torno a la posibilidad de una crisis de Gabinete. Nuestra Administración se rige por normas obsoletas, y los últimos intentos de acelerar la aprobación de un estatuto de la función pública no han llegado a feliz término. ( ...) Recordamos que a raíz de las elecciones de marzo de 1979 la maquinaria administrativa ralentizó su marcha, abiertas las expectativas de cambios en el ejecutivo.Cuando escribimos estas líneas -superadas ya todas las cábalas, incapaces los expertos en futurología de adivinar elporvenir inmediato- la opinión entre los políticos y los llamados «medios autorizados» es que habrá de pasar el fin de semana antes de que Adolfo Suárez deshoje la margarita de sus preferencias. ( ... )

No parece que la situación socioeconómica del país admita sin quebrantos períodos tan largos y tan frecuentes de indecisión, de parcial inmovilización de una burocracia huérfana de mando. ( ... )

En España hacen falta unos cuerpos administrativos profesionalizados, al modo de otras democracias europeas, ajenos a los vaivenes de la política, que permitan que el país funcione, aunque no funcione su Gobierno. Pero éste, el que ahora discurre, no es el camino más idóneo para dar cumplida satisfacción a tal necesidad.

5 de abril