La muerte de un subteniente, relacionada con el "mal del Sahara"

Un subteniente de Artillería falleció en agosto de 1976 en Santa Cruz de Tenerife como consecuencia de una enfermedad que contrajo en el Sahara a raíz de la marcha verde, según una información facilitada por su viuda, Francisca Coronado del Prado, que actualmente reside en Zaragoza, al consejero socialista del Cabildo Insular de Lanzarote Pérez Parrilla, autor de las primeras denuncias sobre la enfermedad denominada mal del Sahara. En la carta enviada, la viuda del subteniente de Artillería afirma que su esposo fue enviado al Sahara en 1975, una semana antes de iniciarse la march...

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Un subteniente de Artillería falleció en agosto de 1976 en Santa Cruz de Tenerife como consecuencia de una enfermedad que contrajo en el Sahara a raíz de la marcha verde, según una información facilitada por su viuda, Francisca Coronado del Prado, que actualmente reside en Zaragoza, al consejero socialista del Cabildo Insular de Lanzarote Pérez Parrilla, autor de las primeras denuncias sobre la enfermedad denominada mal del Sahara. En la carta enviada, la viuda del subteniente de Artillería afirma que su esposo fue enviado al Sahara en 1975, una semana antes de iniciarse la marcha verde. Seis días después notó un ligero escozor en el ojo izquierdo, pero no le dio ninguna importancia. Posteriormente, cuando fue reconocido, le comunicaron que tenían que cubrirle el ojo.La señora Coronado dice también que en el hospital militar de Tenerife los especialistas no diagnosticaron el mal que padecía. Le hicieron arteriografías por si se trataba de algún tumor, pero éstas no esclarecieron nada y cada vez empeoraba, hasta que, en marzo de 1976, fue enviado al hospital Gómez Ulla, de Madrid.

Pasaron varios meses en este centro sanitario sin que ningún médico diagnosticara enfermedad alguna. «Al final», dice su esposa, «me dijeron que padecía una esclerosis arterial hemitrófica, enfermedad de etiología desconocida y que llevara a mi esposo a casa, pues no sabían cuánto tardaría en morirse». Esto ocurrió en julio de 1976, y meses más tarde fallecía en Tenerife, a la edad de 38 años.

Por otra parte, la viuda afirma también que en el barrio santacrucero de San Pío, en Tenerife, otro joven que también hizo el servicio militar en el Sahara falleció en 1977 con los mismos síntomas.

Con exactitud, los nombres de los soldados fallecidos, así como las fechas y lugares en que se produjeron las muertes, son las siguientes:

Antonio Viñas Machín, falleció el 28 de diciembre de 1976, por leucemia, en la clínica Santa Catalina, de Las Palmas; Juan Hernández Batista, el 5 de febrero de 1979, también por leucemia, en el Hospital Insular de Gran Canaria; Luis Untiérrez García, el 25 de marzo de 1979, por hipertensión intracraneal, en la residencia sanitaria de Arrecife; Estanislao Rodríguez Rodríguez, el 28 de mayo de 1979, por cranuloma letal de línea media, en el Hospital Insular de Lanzarote; Tomás Hernández Alayón, el 24 de octubre de 1979, de encefalopatía viral no contaminada, en la residencia sanitaria de la Seguridad Social de Las Palmas; y José María García Perdomo, el 6 de marzo de 1980, de carcinoma de recto, con metastasis, en una clínica de Madrid. En diciembre de 1979 falleció en Madrid, después de ser asistido en la Clínica Puerta de Hierro, el ex soldado César Giménez Velasco. Padecía un rabdmio sarcoma en la aurícula izquierda.

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