Cartas al director

La cocina del Estado

Hace pocos días la red de paradores de Turismo del Estado montó en Madrid unas llamadas «Jornadas Gastronómicas de la Cocina Regional» con un día dedicado a cada región o nacionalidadConociendo la calidad de la restauración de los paradores, era para echarse a temblar. Pero también cabía la posibilidad de que intentasen cambiar de imagen, y a eso tenían que apostar muy fuerte, y se jugaban mucho en una comparecencia en la capital. Han perdido todo el crédito que les quedaba. La calidad de los platos fue infernal; aun cuando las cantidades fueran de cuartel, las calidades fueron ínfimas, y de u...

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Hace pocos días la red de paradores de Turismo del Estado montó en Madrid unas llamadas «Jornadas Gastronómicas de la Cocina Regional» con un día dedicado a cada región o nacionalidadConociendo la calidad de la restauración de los paradores, era para echarse a temblar. Pero también cabía la posibilidad de que intentasen cambiar de imagen, y a eso tenían que apostar muy fuerte, y se jugaban mucho en una comparecencia en la capital. Han perdido todo el crédito que les quedaba. La calidad de los platos fue infernal; aun cuando las cantidades fueran de cuartel, las calidades fueron ínfimas, y de una uniformidad y falta de imaginación increíbles.

Que se vuelvan a su lenguado mennier, que al fin y al cabo no es de nadie, y por mal que lo hagan, a nadie van a desacreditar. Pero que dejen en paz la cocina española.

Al fin y al cabo no había que sorprenderse: que un funcionario te dé bien de comer es como esperar que a un cartero se le ocurra la Venus de Milo.

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