Discreta acogida a los resultados de las elecciones municipales portuguesas

El resultado de las elecciones municipales portuguesas del pasado domingo fue acogido en Lisboa con una discreción que raya el mutismo. Si la moderación con que la coalición Alianza Democrática acogió su victoria del 2 de diciembre fue considerada como políticamente hábil, dada la dificultad de gobernar con un margen de mayoría tan reducido, la ausencia de reacciones a la confirmación de esta victoria en las elecciones locales parece obedecer a otro tipo de preocupaciones.

Un estudio más atento de los resultados -tarea a la que empiezan a dedicarse los «observadores» exteriores de los e...

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El resultado de las elecciones municipales portuguesas del pasado domingo fue acogido en Lisboa con una discreción que raya el mutismo. Si la moderación con que la coalición Alianza Democrática acogió su victoria del 2 de diciembre fue considerada como políticamente hábil, dada la dificultad de gobernar con un margen de mayoría tan reducido, la ausencia de reacciones a la confirmación de esta victoria en las elecciones locales parece obedecer a otro tipo de preocupaciones.

Un estudio más atento de los resultados -tarea a la que empiezan a dedicarse los «observadores» exteriores de los estados mayores políticos- confirma una serie de datos que exige un tratamiento cuidadoso de cara a las elecciones de 1980. Puede decirse, sin temer exageraciones, que la campaña electoral está iniciándose.Quien debe asumir el doble compromiso de preparar el nuevo escrutinio y de gobernar el país durante los próximos meses no puede minimizar la conclusión evidente de las elecciones locales: el Partido Socialista ha sido derrotado, pero no se ha desplomado, y su retroceso ha tenido como principal resultado el crecimiento del Partido Comunista, que, por primera vez, sobrepasa el 20% de los votos, con más de un millón de sufragios. Un crecimiento que Alianza Democrática pretende detener y que sabe y preocupa a los aliados occidentales de Portugal.

Ha causado sorpresa en Lisboa el relieve atribuido por el diario estatalizado Diario de Noticias, que dirige el reformador Mario Mesquita, al tema de las futuras relaciones entre el Gobierno aliancista y la Administración americana. Cuatro columnas en primera página de la edición de ayer del Diario de Noticias refieren que el embajador Bloomfield se habría esforzado por explicar y disculpar ante Sa Carneiro la acogida poco amistosa que le fue dispensada durante su viaje preelectoral a Washington.

El periódico portugués cita, a su vez, un artículo del Financial Times que afirma que Washington «apostó por el hombre equivocado» por instigación del director de la CIA y ex embajador en Lisboa, Frank Carlucci, defensor de las relaciones privilegiadas con el PS y con Mario Soares como más seguro dique contra las pretensiones comunistas en Portugal.

Citando «una fuente muy próxima de Sa Carneiro», el Diario de Noticias publicó entrecomillada una declaración según la cual con la constitución de un Gobierno de Alianza Democrática van a desaparecer «algunas de las relaciones especiales actualmente existentes entre determinados sectores de la Administración americana y órganos de soberanía portugueses».

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"Un resultado ideal"

En una alusión transparente al presidente Eanes y a su política africana, la misma declaración atribuye a la preocupación por la situación en el Tercer Mundo la especial simpatía «de algunos sectores del Gobierno de Washington y de la CIA» para el Partido Socialista, que los llevaría «a no considerar como ideal el resultado de las últimas elecciones».

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