Cartas al director

Tomás Moro y el divorcio

El reciente comunicado de la Conferencia Episcopal Española por el que determinan que la Iglesia «jamás podrá aceptar el divorcio», que además, según ellos, «no es un derecho de la persona humana», estimo que merece dos precisiones de interés.La primera de ellas es que la indisolubilidad del matrimonio no pertenece al dogma católico, sino a la moral, lo que, de acuerdo con la doctrina oficial de la Iglesia, significa que ésta puede -en teoría, mañana mismo- aceptar el divorcio.

La segunda es que, según nada menos que santo Tomás Moro, el divorcio por mutuo consenso sí es de derecho natu...

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El reciente comunicado de la Conferencia Episcopal Española por el que determinan que la Iglesia «jamás podrá aceptar el divorcio», que además, según ellos, «no es un derecho de la persona humana», estimo que merece dos precisiones de interés.La primera de ellas es que la indisolubilidad del matrimonio no pertenece al dogma católico, sino a la moral, lo que, de acuerdo con la doctrina oficial de la Iglesia, significa que ésta puede -en teoría, mañana mismo- aceptar el divorcio.

La segunda es que, según nada menos que santo Tomás Moro, el divorcio por mutuo consenso sí es de derecho natural. Efectivamente, en su célebre libro Utopía, este santo nos describe -la cita es literal- «la mejor y más feliz de las repúblicas (imaginarias), cuyas leyes e instituciones todo el mundo habría aceptado, si no lo impidiera esta bestia feroz, soberana y madre de todas las plagas, que es la soberbia, la cual no mide su prosperidad por el bienestar personal, sino por la desgracia ajena». Pues bien, en la Utopía, de Moro, se acepta el divorcio consensual, porque «a veces sucede que los caracteres de los esposos no coinciden lo bastante y, después de hallar entrambos otros con quien esperan vivir más a gusto, se separan espontáneamente y contraen nuevo matrimonio». Claro que en la Utopía, de Moro, también «los sacerdotes -entre los cuales no faltan las mujeres, pues su sexo no las excluye- son elegidos por el pueblo». Quizá -soñar no cuesta dinero- si aquí se hiciera iatial, los obispos que resultaran elegidos no dirían lo que han dicho nuestros obispos.

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