El "muro de la democracia" de Pekín está a punto de desaparecer

El famoso «muro de la democracia» de Pekín, donde se plasmaron a principios de año las reivindicaciones políticas de disidentes chinos y otras personas críticas al sistema, parece condenado sin remisión. El Diario de Pekín (Beijing Ribao) afirmó ayer que «no tenía utilidad alguna».

El periódico hizo referencia a la reciente sesión del comité permanente de la Asamblea Popular, donde se: hizo una crítica extensiva a las protestas que desde hace un año se suceden en Pekín y también en otras partes de China, y cuya represión más visible se llevó a cabo con la condena a quince anos de cárcel...

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El famoso «muro de la democracia» de Pekín, donde se plasmaron a principios de año las reivindicaciones políticas de disidentes chinos y otras personas críticas al sistema, parece condenado sin remisión. El Diario de Pekín (Beijing Ribao) afirmó ayer que «no tenía utilidad alguna».

El periódico hizo referencia a la reciente sesión del comité permanente de la Asamblea Popular, donde se: hizo una crítica extensiva a las protestas que desde hace un año se suceden en Pekín y también en otras partes de China, y cuya represión más visible se llevó a cabo con la condena a quince anos de cárcel del disidente y redactor jefe de la revista oposicionista Exploración, Wei Jingshen.En las últimas semanas, desde el tercer aniversario de la muerte de Mao Zedong, el 9 de septiembre, el «muro de la democracia» volvió a tener un papel predominante en la actualidad política china. Además de exponerse en el mismo las críticas al sistema o a determinados aspectos desu gestión, se hacían concentraciones para discutir de temas políticos del momento.

Ayer, después de ser anunciadas las nuevas medidas, y en contra de lo que ya es habitual en este lugar, situado en una confluencia de calles en Xidan, ningún dazibao apareció criticándolas.

El Diario de Pekín insiste en su comentario en las declaraciones de diputados chinos en el sentido de que el «muro» ha sido utilizado por jóvenes sin escrúpulos movidos por oscursos deseos».

Asimismo, reitera el «peligro» que comporta el trato con los extranjeros, algo que ya estuvo en boga a finales de la pasada primavera, cuando una corriente conservadora se instaló en las altas instancias del PC chino, que llevó a cabo la represión de significativos disidentes y el intento de poner punto final a la campaña de reivindicaciones sociales antimaoístas.

Las acusaciones oficiales vertidas contra quienes participan en la colocación de carteles en el «muro de la democracia" llegan al extremo de decir que el «muro» ha servido, entre otras cosas, para «solicitar la reapertura de los prostíbulos», en referencia a las solicitudes de algunos jóvenes de introducir en el país conductas sexuales más liberales y sin tantos tabúes y puritanismos como los imperantes en China.

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Un secretario del partido en la capital comentó que la afluencia de personas al «muro de la democracia» era «poco numerosa, pero su influencia es nefasta».

Las medidas contra el «muro» se complementan con noticias según las cuales el disidente Liu Chin podría ser juzgado conforme a las leyes de excepción, aún vigentes en el país desde 1949, año de la toma del poder por los comunistas. De ser así, se podría estar asistiendo a una nueva época de desviación hacia la derecha del régimen en menoscabo de tendencias liberales, que habían aparecido, primero, en diciembre del año pasado, ocultadas a finales de la primavera y que resurgieron el pasado mes de septiembre.

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