Mínimos el negocio y los cambios

El cierre semanal ha presentado una discreta desaceleración de los procesos, vendedores, lógica en los fines de semana, y que ha permitido que los descensos, con ser mayoría, no resultasen demasiado significativos. De todas formas la contracción observada en los volúmenes de oferta no deja de ser cuestionable, y, en general, los habituales opinaban que las prisas por concluir lo más rápidamente posible la última sesión de la tanda era la circunstancia que determinaba la menor presencia de papel en los corros.Los valores bancarios tuvieron un respiro y vieron cómo la insistente presión vendedor...

El cierre semanal ha presentado una discreta desaceleración de los procesos, vendedores, lógica en los fines de semana, y que ha permitido que los descensos, con ser mayoría, no resultasen demasiado significativos. De todas formas la contracción observada en los volúmenes de oferta no deja de ser cuestionable, y, en general, los habituales opinaban que las prisas por concluir lo más rápidamente posible la última sesión de la tanda era la circunstancia que determinaba la menor presencia de papel en los corros.Los valores bancarios tuvieron un respiro y vieron cómo la insistente presión vendedora de días atrás cedía un tanto. Esto les permitía marcar cambio repitiendo posiciones, si bien sólo atendían en un 40% las órdenes vendedoras.

Las eléctricas, que iniciaron su andadura matinal con un estilo aceptable, fueron decayendo poco a poco en su actividad, hasta presentar unos cierres mortecinos, donde la actuación de los operadores resultaba poco menos que de oficio, extendiendo el desánimo al resto del mercado. Por cierto, que por no comentarse, ya ni se comentan las posibles ampliaciones de las sociedades de este grupo, tema que era eje central de todas las conversaciones la pasada semana.

El resto del mercado adoptaba la postura del convidado de piedra, sin intervenir prácticamente para nada en el desarrollo de la sesión. Y así, el importante descenso en el volumen de contratación de Telefónica, o los apuros de Dragados para mantener la par no pasaban de la pura anécdota.