Plan municipal para restringir el acceso de coches al centro de Madrid

La simple avería de unos semáforos en la avenida del Generalísimo inmovilizó durante tres horas, el pasado miércoles, a miles de vehículos en la zona norte de Madrid. La detención de un camión en la autopista de Barajas ayer por la mañana provocó también un atasco de dos horas. Esto hace pensar que la ciudad roza ya los limites de la saturación, máxime si se tiene en cuenta que por sus calles circulan a diario del orden de 1.150.000 vehículos, que deben competir por 800.000 espacios de aparcamiento.

Este déficit diario de 350.000 plazas obliga al Ayuntamiento, y más concretamente a su D...

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La simple avería de unos semáforos en la avenida del Generalísimo inmovilizó durante tres horas, el pasado miércoles, a miles de vehículos en la zona norte de Madrid. La detención de un camión en la autopista de Barajas ayer por la mañana provocó también un atasco de dos horas. Esto hace pensar que la ciudad roza ya los limites de la saturación, máxime si se tiene en cuenta que por sus calles circulan a diario del orden de 1.150.000 vehículos, que deben competir por 800.000 espacios de aparcamiento.

Este déficit diario de 350.000 plazas obliga al Ayuntamiento, y más concretamente a su Delegación de Circulación y Transportes, a poner en marcha un plan de urgencia para paliar un problema que el automovilista se ve forzado a resolver aparcando su coche en los lugares más inverosímiles: la doble fila se ha convertido en un hecho normal, los garajes se quedan sin huecos de salida, los autobuses tienen que compartir sus carriles con los coches y nadie respeta, en fin, las zonas de carga y descarga, las aceras o las esquinas.

Aparcamientos "disuasorios"

Hasta ahora, las medidas adoptadas han consistido en el aumento de carriles-bus y taxi; pintada de líneas en intersecciones importantes para recordar que no se deben detener ahí los vehículos; especial dedicación, aunque insuficiente, por parte de la grúa hacia los vehículos más obstruccionistas, y actuaciones puntuales, como el cierre al tránsito, en día festivo, del parque del Retiro, el cierre de la plaza de Murillo y la limitación de uso de la calle de la Magdalena al transporte público.Sin embargo, los responsables de la Delegación municipal de Circulación y Transportes estudian otras medidas, buscando, por un lado, el abandono del automóvil en el barrio donde se reside, y por otro, el uso de unos transportes públicos que, como la EMT, realizan un servicio por debajo de sus posibilidades. Las tres medidas más importantes por el número de madrileños que se verían afectados son: la construcción de cuatro grandes aparcamientos disuasorios en Aluche, Canillejas, Moratalaz y plaza de Castilla; la instalación de parquímetros en ciertas áreas del distrito centro y la posible cesión de subsuelo en los distritos de Argüelles y Salamanca, para que los vecinos puedan construir, bien con ayuda municipal, bien en situación de cooperativa, aparcamientos subterráneos para residentes.

Con respecto a los aparcamientos disuasorios, la Delegación de Circulación estudia aún la ubicación de los mismos. Según parece, el de Aluche puede ocupar un terreno donde actualmente muchos madrileños dejan su automóvil para tomar el Metro

El estacionamiento de Moratalaz irá, probablemente, cerca de la terminal del Metro de Hacienda de Pavones, en tanto que la situación del de Canillejas aún no se conoce. El más problemático es el de la plaza de Castilla, ya que la situación de los juzgados hace pensar a las autoridades municipales que podría convertirse no en un aparcamiento en el que los habitantes de la zona norte de la provincia dejaran su automóvil para tomar un transporte público, sino en un aparcamiento gratuito para aquellos que fueran a hacer cualquier gestión a los juzgados allí instalados.

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Algunas áreas del centro pueden ser a partir del mes de febrero bancos de pruebas en el campo del aparcamiento. La idea consiste en que unas determinadas zonas tengan sus plazas para aparcar reguladas por una máquina de tarjetas o monedas. En estas zonas, los residentes tendrían primacía, siempre que pusieran en sitio visible las tarjetas concedidas por la junta de distrito. El sistema serviría asimismo para que los residentes tuvieran que demostrar, al ir a recoger la tarjeta, que habían pagado el impuesto de circulación, más conocido como el numerito.

Los no residentes comprarían, por su parte, tarjetas de veinte horas, por ejemplo, que irían cancelando en una de las máquinas instaladas cada cierto número de automóviles y que serían controladas por personal municipal. El otro sistema estudiado sería el de los parquímetros a base de monedas, que es considerado más inseguro por la posibilidad de robo existente.

También para febrero se espera tener un estudio en el que se verá el número de aparcamientos subterráneos que serían necesarios en las zonas de Argüelles y Salamanca, donde el grado de motorización es de 2,40 y 3,10 personas por automóvil, para dar plaza a todos los vehículos de los residentes. Entre las posibilidades que figuran está la de que los vecinos, por manzanas de casas, construyan aparcamientos con cesión municipal, bien en régimen de cooperativa, bien con ayuda exterior. La concesión municipal de esas plazas sería, según parece, por cincuenta años, renovable.

Asimismo y durante el mes de diciembre de este año y los primeros del próximo se realizará un plan de protección al carril-bus, consistente en la instalación de meridianas y bordillos separadores, con el fin de que no sean utilizados por los turismos; y se proseguirán las actuaciones puntuales, como el cierre al tráfico de la plaza de la Villa, previsto para el día 1 de diciembre, y el de algunas calles del centro, aún sin fecha determinada.

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