Tribuna:

Acabó el chollo

Una disposición transitoria de la ley General de la Cultura Fisica y el Deporte ha modificado sustancialmente la filosofia tradicional de los ingresos del Consejo Superior de Deportes. El 22% de las quinielas no será en el futuro la fórmula mágica con la que la gente del deporte nutrirá sus arcas. En cuanto los Presupuestos Generales del Estado recojan la financiación total del deporte, habrá acabado este sistema obsoleto.La nueva ley ha dejado al margen esa peculiaridad tan arduamente defendida desde el Consejo de Deportes de una caja aparte. Me consta que en la intención del propio ministro ...

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Una disposición transitoria de la ley General de la Cultura Fisica y el Deporte ha modificado sustancialmente la filosofia tradicional de los ingresos del Consejo Superior de Deportes. El 22% de las quinielas no será en el futuro la fórmula mágica con la que la gente del deporte nutrirá sus arcas. En cuanto los Presupuestos Generales del Estado recojan la financiación total del deporte, habrá acabado este sistema obsoleto.La nueva ley ha dejado al margen esa peculiaridad tan arduamente defendida desde el Consejo de Deportes de una caja aparte. Me consta que en la intención del propio ministro de Cultura existe la intención de retrasar cuanto se pueda esa integración del deporte en la caja única del Estado, pero, evidentemente, el proceso es ya irreversible.

Benito Castejón no quería marcharse del Consejo con el estigma de haber dejado a la casa en manos del Parlamento. Por eso defendió, como pudo, la tesis del porcentaje quinielístico. La fórmula a la que se ha llegado podría considerarse de compromiso. Se ha salvado la responsabilidad de los actuales dirigentes del deporte y, al tiempo, se ha creado el compromiso de contentar a quienes, con buen sentido, presentaban una opción totalmente adversa.

La consecuencia económica de la ley está en el hecho satisfactorio de que, en el futuro, los presidentes federativos no podrán manejar el dinero a su antojo. A partir de ahora todo serán habas contadas. Para algunos, se acabó el chollo.

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