Rechazo sindical al plan de reestructuración de British Leyland

La British Leyland, orgullo en otro tiempo de la industria automovilística británica, puede verse condenada a la desaparición como consecuencia del rechazo, por parte de sus enlaces sindicales, de un plan de reestructuración propuesto por la empresa como «única forma de seguir en el mercado».El «plan de supervivencia», como era conocido en círculos industriales británicos, preveía, entre otras cosas, el cierre de trece fábricas y el despido de 25.000 trabajadores en el plazo de cinco años.

El plan fue aceptado la pasada semana por la directiva de la Confederación Sindical de Obreros Mec...

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La British Leyland, orgullo en otro tiempo de la industria automovilística británica, puede verse condenada a la desaparición como consecuencia del rechazo, por parte de sus enlaces sindicales, de un plan de reestructuración propuesto por la empresa como «única forma de seguir en el mercado».El «plan de supervivencia», como era conocido en círculos industriales británicos, preveía, entre otras cosas, el cierre de trece fábricas y el despido de 25.000 trabajadores en el plazo de cinco años.

El plan fue aceptado la pasada semana por la directiva de la Confederación Sindical de Obreros Mecánicos y de Astilleros, pero fue rechazado ayer en una reunión masiva de los enlaces sindicales que representaban a los 164.000 trabajadores de Leyland.

Los enlaces sindicales rechazaron por unanimidad los planes de la empresa y acordaron dirigirse al congreso sindical para que, si es necesario, se convoque una huelga general para impedir que la empresa lleve a cabo sus intenciones.

Por su parte, el presidente de Leyland, sir Michael Edwards, había declarado que no pensaba solicitar ayuda del Gobierno si no obtenía la luz verde de los sindicatos al plan de remodelación de la empresa. Aunque no se ha producido todavía ninguna reacción de la dirección de Leyland a la decisión de los sindicatos, no se puede descartar un cierre total de las instalaciones de la empresa. Edwards declaró recientemente que el «plan de supervivencia» propuesto era «la única y última forma» de salvar a la empresa de sus dificultades actuales.

Leyland lleva acumulando pérdidas desde hace varios años, y su situación financiera es insostenible. A pesar de la exportación protegida a algunos países de la Commonwealth, la empresa no ha podido hacer frente a la competencia de los coches europeos en el mercado británico.

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