"Abc" y el golpismo

«(...) Abc no es golpista. Ni lo es ahora ni lo ha sido jamás. Ni siquiera en momentos en que la situación de España se precipitó en el desorden y en la anarquía se ha alentado a nadie desde nuestras páginas para que protagonizara un golpe de Estado o se ha propugnado el "golpismo" como solución de crisis políticas y convulsiones sociales. El desbarajuste, el desgobierno y la explosión de pasiones políticas trajeron más de una vez a esta casa horas amargas y difíciles, y proporcionaron a los hombres que entonces la dirigían adversidades, peligros y persecuciones. Pues bien, ni cuando el...

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«(...) Abc no es golpista. Ni lo es ahora ni lo ha sido jamás. Ni siquiera en momentos en que la situación de España se precipitó en el desorden y en la anarquía se ha alentado a nadie desde nuestras páginas para que protagonizara un golpe de Estado o se ha propugnado el "golpismo" como solución de crisis políticas y convulsiones sociales. El desbarajuste, el desgobierno y la explosión de pasiones políticas trajeron más de una vez a esta casa horas amargas y difíciles, y proporcionaron a los hombres que entonces la dirigían adversidades, peligros y persecuciones. Pues bien, ni cuando el Gobierno de la República se incautó de nuestra casa, en 1931, ni cuando las llamas devoraban las instalaciones de Abc de Sevilla, ni cuando un Gobierno desconcertado y fuera de sí y de toda norma moral y legal encarceló injustamente al director de Abc Juan Ignacio Luca de Tena, ni cuando ya se hizo evidente la práctica imposibilidad de que España recobrara la paz y el orden por la vía legal y constitucional. (...)Pero eso no debe disuadirnos de cumplir una función crítica que, dentro de la esfera pública, alcanza a la conducta y a la gestión de los políticos en el Gobierno, de los políticos en la oposición y, también, a los propios gobernados. (...)

Vamos a ser más explícitos y concretos. En esta hora de España se considera por algunos la conveniencia o la inconveniencia, no ya de un «golpe militar», cosa que está lejos de una mínima sensatez y de cualquier repertorio atendible de alternativas de Gobierno, sino de una intervención militar en el tratamiento del más lacerante problema que sufre España: la situación del País Vasco. Nos declaramos abiertamente enemigos de aplicar ese tratamiento. Sólo puede justificarse una intervención militar si se disparan en ese sentido los mecanismos constitucionales, para salvaguardar la unidad de España. (...)»

28 de septiembre

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