Cartas al director

El sexo que destruye

Hace más de dos siglos, el escritor y filósofo francés, Juan Jacobo Rousseau dijo: «No depende de nosotros carecer de pasiones, pero sí depende el reinar sobre ellas.» Quiero hacer referencia aquí a las pasiones, en el sentido sexual del término.Es evidente que en España, de unos años a esta parte, se ha producido un «boom», una escalada del sexo sin precedentes con otras épocas anteriores de nuestra historia; escalada en relación con el aspecto «externo» del sexo, quiero decir respecto al sexo comercializado mediante publicaciones, espectáculos, etcétera, y, en general, al sexo enfrentado con...

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Hace más de dos siglos, el escritor y filósofo francés, Juan Jacobo Rousseau dijo: «No depende de nosotros carecer de pasiones, pero sí depende el reinar sobre ellas.» Quiero hacer referencia aquí a las pasiones, en el sentido sexual del término.Es evidente que en España, de unos años a esta parte, se ha producido un «boom», una escalada del sexo sin precedentes con otras épocas anteriores de nuestra historia; escalada en relación con el aspecto «externo» del sexo, quiero decir respecto al sexo comercializado mediante publicaciones, espectáculos, etcétera, y, en general, al sexo enfrentado con la opinión pública. En mi modesta opinión, creo que este tinglado comercial-sexual que se ha creado últimamente en nuestro país en nada favorece a la salud mental de los españoles (bien entendido, a aquellos que se consideren influenciados, por su debilidad u otros motivos, por esta campaña), dado su carácter de constante recordatorio, de incitación lasciva, de intromisión en las conciencias personales y en las actitudes ante los demás.

En fin: mucho me temo que no habrá más remedio que considerar a la ola pornográfica actual como irreversible, por lo que será innecesario hablar más sobre lo mismo; dado como está la situación actual en otros dominios humanos, el del sexo es algo que puede carecer de importancia.

Volviendo a la frase con la que empezaba mi comentario, creo que hoy en día es más de actualidad que nunca. Seguramente, el problema consistirá en nosotros mismos, y no en el exterior. La situación está planteada así; pero, si nosotros mismos no reinamos sobre esa situación, y no a la inversa, acabará destruyéndonos. Lógicamente, este es uno de los problemas humanos en que interviene el espíritu y la voluntad de cada uno.

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