Los franceses juzgan excesivos los gastos de Giscard

Los franceses le ajustan sus cuentas al presidente de la República, Valéry Giscard d'Estaing, porque estiman que él no se ajusta a la austeridad necesaria en tiempos de crisis económica. Hace pocos días, alguien descubrió un decreto acurrucado en una página de letra pequeña del Boletín Oficial francés. Por dicho texto se descubrió que, además del aumento del 15,48 %de los gastos globales de la presidencia de la República para 1979, que ascienden a 130 millones de pesetas, 1.600.000 francos (unos veintisiete millones de pesetas) habían sido añadidos de «propina».Lo grave de este asunto, ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los franceses le ajustan sus cuentas al presidente de la República, Valéry Giscard d'Estaing, porque estiman que él no se ajusta a la austeridad necesaria en tiempos de crisis económica. Hace pocos días, alguien descubrió un decreto acurrucado en una página de letra pequeña del Boletín Oficial francés. Por dicho texto se descubrió que, además del aumento del 15,48 %de los gastos globales de la presidencia de la República para 1979, que ascienden a 130 millones de pesetas, 1.600.000 francos (unos veintisiete millones de pesetas) habían sido añadidos de «propina».Lo grave de este asunto, que tampoco ha escandalizado mayormente, es que coincide con la «tragedia» de la Seguridad Social, desangrada por un déficit de 24.000 millones de francos y, para enjugar el pasivo, el Consejo de Ministros decretó anteayer un aumento del 1% de la cotización de todos los asalariados. Ayer, algunos diarios le recomendaban al presidente que, a la vista de la irresistible escalada de la austeridad impuesta por la crisis económica, «habría que explicar si era necesario que recientemente su hijo Henri le acompañase a la cumbre de Tokio».

También le preguntan si «era necesario que hace pocos días requisara tres helicópteros oficiales para asistir a la boda de una nieta: un helicóptero para la familia, otro para la vajilla y para algunas "cosillas" cocinadas en el Elíseo, y el tercero, de repuesto, por si se averiaba alguno de los otros dos».

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En