Alza de los artículos de consumo en la URSS

La subida en los precios de numerosos artículos catalogados como bienes de consumo ha producido un general descontento entre la población soviética, como era de esperar. Hace algo más de un año hubo otro considerable aumento en determinados artículos: café, chocolate, vino y joyas, principalmente. Aumento que ahora vuelve a ser rectificado. Se mantiene, desde hace años, el precio del Vodka, que, en opinión de los expertos, si aumentara «podría dar lugar a una nueva revolución».Sin querer representar el papel de adivino, creemos que dentro de doce meses, justo antes de que comience l...

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La subida en los precios de numerosos artículos catalogados como bienes de consumo ha producido un general descontento entre la población soviética, como era de esperar. Hace algo más de un año hubo otro considerable aumento en determinados artículos: café, chocolate, vino y joyas, principalmente. Aumento que ahora vuelve a ser rectificado. Se mantiene, desde hace años, el precio del Vodka, que, en opinión de los expertos, si aumentara «podría dar lugar a una nueva revolución».Sin querer representar el papel de adivino, creemos que dentro de doce meses, justo antes de que comience la Olimpiada, los precios volverán a subir. La situación parece clara. Este país necesita principalmente divisas y el aumento de los precios repercute sobre todo y más sensiblemente en los extranjeros. Al elevar el precio de los coches, sólo se consigue un aumento de divisas, porque el soviético medio no puede conseguir un coche normal, que para el extranjero no sobrepasa las 300.000 pesetas, y para él casi llega al millón.

Ahora se ha efectuado una subida de precios sobre bienes de consumo determinados: automóviles, muebles, tapices, menús de los hoteles, cervezas y cafés. Todo está justificado en este país. El propio presidente del Comité del Estado para los precios, N. Gluchov, ha estimado que la elevación era «precisa y lógica porque las demandas sobrepasan en mucho la capacidad de producción de estos artículos».

Curiosa fórmula de arreglar un problema. Por otra parte, las medidas, ya esperadas, no suponen, en absoluto, según las autoridades comerciales soviéticas, «ningún tipo de crisis, de inflación u otros problemas que aquejan al Occidente ». Esta elevación de precios significa mantener la estabilidad en otros artículos más necesarios para el consumidor medio.

Las medidas, está claro, se van a reflejar principalmente en aquellas personas que tienen acceso más fácil a la mayoría de los bienes de consumo. Estos son, en la Unión Soviética, los extranjeros. Los almacenes Berioska, a los que solamente tienen acceso los que llevan un pasaporte no soviético, aumentarán sus precios entre el 25 % y el 30%. De todo lo cual se deduce que la Unión Soviética se prepara de cara a la Olimpiada, en un intento de aprovechar esta única oportunidad. Lo cierto es que posteriormente el soviético medio, que también existe en esta sociedad igualitaria, sufrirá las consecuencias de las necesidades actuales de divisas, sin haberlo comido, ni bebido, ni consumido.

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