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y algunos centenares de espontáneos tomaron la salida desde el Retiro para cubrir los 42,195 kilómetros de la maratón. La prueba mitológica de los Juegos Olímpicos, instituida para recordar a Filípides, la única que en los estadios olímpicos hace sonar la fanfarria para anunciar la llegada del vencedor, se ha convertido en Madrid en una fiesta auténticamente popular. Prueba que tuvo un vencedor escasamente conocido, Vicente Polo, un muchacho que supo derrotar al vencedor de los Juegos del Mediterráneo de Argel en 1975, Antonino Baños...

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y algunos centenares de espontáneos tomaron la salida desde el Retiro para cubrir los 42,195 kilómetros de la maratón. La prueba mitológica de los Juegos Olímpicos, instituida para recordar a Filípides, la única que en los estadios olímpicos hace sonar la fanfarria para anunciar la llegada del vencedor, se ha convertido en Madrid en una fiesta auténticamente popular. Prueba que tuvo un vencedor escasamente conocido, Vicente Polo, un muchacho que supo derrotar al vencedor de los Juegos del Mediterráneo de Argel en 1975, Antonino Baños

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