Consumada la ruptura del movimiento sindical portugués

La comisión nacional y el consejo directivo del Partido Socialista de Portugal, que se han reunido el pasado fin de semana bajo la presidencia de Mario Soares, secretario general del PS, ha aprobado la línea de orientación sindical del partido, que consagra definitivamente la ruptura del movimiento sindical portugués.El Partido Socialista recomienda a sus miembros afiliarse individualmente en la nueva Unión General de Trabajadores (UGT) y de promover en los sindicatos a los que pertenecen «un debate democrático con vistas a la adhesión de las respectivas organizaciones a la nueva central....

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La comisión nacional y el consejo directivo del Partido Socialista de Portugal, que se han reunido el pasado fin de semana bajo la presidencia de Mario Soares, secretario general del PS, ha aprobado la línea de orientación sindical del partido, que consagra definitivamente la ruptura del movimiento sindical portugués.El Partido Socialista recomienda a sus miembros afiliarse individualmente en la nueva Unión General de Trabajadores (UGT) y de promover en los sindicatos a los que pertenecen «un debate democrático con vistas a la adhesión de las respectivas organizaciones a la nueva central.

A diferencia de la mayoría de los demás partidos miembros de la Internacional Socialista, el PS portugués preconiza un sindicalismo apolítico, independiente, de los partidos políticos. El secretario nacional del PS para las cuestiones sindicales. Maldonado Gonelha, ha invitado incluso a los sindicalistas socialistas a «velar por la independencia de la UGT en relación a los partidos y, en consecuencia, en relación al propio Partido Socialista».

Esta decisión no ha sido adoptada sin resistencias en el seno del PS, incluso en sus más altos niveles, como en el caso del ex ministro Marcelo Curto, quien ha expresado en varias ocasiones sus dudas acerca de la coincidencia de los militantes socialistas en el seno de la UGT con «otros sectores conocidos por sus posiciones reaccionarias» y su pasado corporativista, y es de prever una nueva serie de abandonos del partido por parte de militantes obreros, similar a la que se verificó cuando el PS prohibió a sus sindicalistas aceptar cargos en el interior de la CGTP -intersindical que la dirección socialista acusa de ser una mera «correa de transmisión del Partido Comunista»-. La nueva central, que tendrá su congreso constituyente durante el mes actual, ha recibido ya el apoyo de los sectores sindicales socialdemócratas y demócrata-cristianos.

Esta decisión de los socialistas portugueses culmina un largo proceso iniciado en 1975. La batalla alrededor de la unidad y de la unicidad sindical, en enero de 1975, fue el primer síntoma de la ruptura entre comunistas y socialistas. Transitoriamente vencida, la posición socialista favorable a la unidad, pero contraria a la unicidad, llevó a los militantes socialistas a emprender una larga lucha contra la hegemonía comunista en el interior de la entonces central única, Intersindical.

Durante dos años, los socialistas no se atrevieron a encarar seriamente la hipótesis de una ruptura, pues la división del movimiento sindical no parecía suscitar muchos apoyos entre los trabajadores, socialistas incluidos.

Los sindicalistas socialistas se organizaron entonces en una tendencia sindical de oposición en el interior de la Intersindical, más conocida con el nombre de «tendencia de la carta abierta». La decisión de la dirección socialista de provocar la ruptura entre esta tendencia y el resto de la intersindical provocó la desobediencia abierta de algunos de los más conocidos líderes sindicales socialistas, que posteriormente abandonaron el partido y que militan hoy en la UESD (Unión de la Izquierda por la Democracia Socialista), que dirige el ex ministro Lopes Cardoso.

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