Cartas al director

Pluralismo en la escuela

Respecto a la carta del señor Herrero de Miñón, que publica EL PAIS el día 29 de diciembre con el título periodístico «La ignorancia y el marxismo», como profesor de la enseñanza privada durante once años quisiera hacer algunas consideraciones:1. Resulta insufrible que el señor Herrero de Miñón recoja la cita de Marx A nadie, hasta hoy, ha sido de provecho la ignorancia para largársela a CCOO, cuando él lo que pretende es la institucionalización de la «ignorancia». Un ideario de centro convierte en estatuto una ideología, con lo que tiene de visión parcial del mundo y de la socie...

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Respecto a la carta del señor Herrero de Miñón, que publica EL PAIS el día 29 de diciembre con el título periodístico «La ignorancia y el marxismo», como profesor de la enseñanza privada durante once años quisiera hacer algunas consideraciones:1. Resulta insufrible que el señor Herrero de Miñón recoja la cita de Marx A nadie, hasta hoy, ha sido de provecho la ignorancia para largársela a CCOO, cuando él lo que pretende es la institucionalización de la «ignorancia». Un ideario de centro convierte en estatuto una ideología, con lo que tiene de visión parcial del mundo y de la sociedad, con exclusión -y, por tanto, «ignorancia»- de las demás. El ideario oficial de. centro es el instrumento, tan poderoso como «vago», con que cuenta el director para liberarse del profesor ideológicamente poco dócil, o el motivo de autocensura permanente para el enseñante,

2. Espinosa, desde una moral del conocimiento, escribió: «No sabemos con certeza de alguna cosa si es buena o mala, a no ser la que conduce realmente al conocimiento o puede impedir que lo posea mos.» (Etica, parte 4, art. 27). Desde esta óptica, el bien para el niño no está en meterle en una escuela mora o cristiana, ponerle anteojeras, encajonarlo en una «verdad» con exclusión o deformación de las demás, y sacarlo después hecho un moro o un cristiano monolítico; sino en que ese niño tenga información de todas las ideologías con las que tenga que convivir y elija aquella, o parte de aquellas, que le convenzan. Lo contrario es hacer del niño una sucursal del padre.

3. El pluralismo hay que llevarlo a la escuela, en primer lugar, porque al niño no se le puede «abstraer» artificialmente del ambiente social en que vive; pero, sobre todo, para hacer crecer al conocimiento. La idea de que una metodología pluralista es necesaria tanto en el avance del conocimiento en general como en el desarrollo del conocimiento de una persona, en particular, es algo que se repite hasta la saciedad en los textos sobre investigación científica. Sólo una postura dogmática, que piense que ya posee la verdad, siente alergia por el pluralismo.

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4. Desde una moral del conocimiento (el conocimiento es un bien y la, ignorancia no) es razonable pedir que todo niño tenga derecho a que no se le impida ser informado de lo que entiende.

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