Cartas al director

Censura en RTVE

Por este mundo hay personas que andamos un poco despistadas, y no nos habíamos percatado de que tenemos otro padre, además del que nos engendró: ese padre putativo de todos los españoles es RTVE.Este papá, fiel vanguardia de la obsoleta moral del «nacional-catolicismo», cuida muy bien de que sus hijos no se descarríen con tanta sociedad mundana.

Con estas directrices, el citado papá cuida mucho de que sus «hijos» ignoren que una persona puede masturbar a otra, que un pintor sexualmente equívoco emplea palabras malsonantes que no deben ser oídas, o bien percibir lujuriosos apareamientos ...

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Por este mundo hay personas que andamos un poco despistadas, y no nos habíamos percatado de que tenemos otro padre, además del que nos engendró: ese padre putativo de todos los españoles es RTVE.Este papá, fiel vanguardia de la obsoleta moral del «nacional-catolicismo», cuida muy bien de que sus hijos no se descarríen con tanta sociedad mundana.

Con estas directrices, el citado papá cuida mucho de que sus «hijos» ignoren que una persona puede masturbar a otra, que un pintor sexualmente equívoco emplea palabras malsonantes que no deben ser oídas, o bien percibir lujuriosos apareamientos humanos.

La realidad del mundo es esa. Cerrar los ojos y pretender negarlo es una bizantina hipocresía, muchos impúberes a los que se les vetan estas imágenes no sólo conocen la masturbación sino que la practican: las palabras usadas por el pintor Ocaña forman parte del lengua e coloquial y habitual de niños y mayores con independencia de su posicion social; solamente un mogigato o un hipócrita puede mantener que hacer el amor sólo va encaminado a la procreación, y no al goce, al cariño e incluso hasta el comercio.

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En base a ello toda creación humana tendrá que ir marcada por la vivencias reales y no por los ignominiosos mundos de la máscara, e engaño y la hipocresía. Lamentable resultó la manera de justificar y presentar en 625 líneas la censura ejercida en nombre del «buen austo».

De cualquier forma, y por el hecho de ser RTVE un «servicio público», no tiene el derecho de censurar pero sí de poner sobre aviso al telespectador, siendo éste, el que ejerza su libre albedrío para seguir o no delante del televisor.

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