Editorial:

In memoriam

ANDRÉS FRAGUAS, ordenanza de EL PAIS, diecinueve años, murió en la mañana de ayer. No vamos a ponerle adjetivos a la muerte ni extrapolar sus apellidos de la larga lista de asesinados por el terrorismo para tener la vanidad de escribir que es nuestro primer muerto.Y el dolor de todos, que no es mensurable, hay que dárselo por entero a su familia, a su madre, a su hermano. Hemos visto las lágrimas, el pesar, la impotencia de sus connaturales, de sus convecinos, sus compañeros y amigos. Hemos Visto nuestras propias lágrimas, y hoy, con ellas, daremos el cuerpo de Andrés Fraguas a la tierra, y a ...

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ANDRÉS FRAGUAS, ordenanza de EL PAIS, diecinueve años, murió en la mañana de ayer. No vamos a ponerle adjetivos a la muerte ni extrapolar sus apellidos de la larga lista de asesinados por el terrorismo para tener la vanidad de escribir que es nuestro primer muerto.Y el dolor de todos, que no es mensurable, hay que dárselo por entero a su familia, a su madre, a su hermano. Hemos visto las lágrimas, el pesar, la impotencia de sus connaturales, de sus convecinos, sus compañeros y amigos. Hemos Visto nuestras propias lágrimas, y hoy, con ellas, daremos el cuerpo de Andrés Fraguas a la tierra, y a nadie más pertenecen sus restos y su memoria.

Sencillamente ha pagado con su vida la osadía de meterse a trabajar entre las cuatro paredes de esta casa, junto con otros trescientos hombres y mujeres, para ayudar a defender, entre otras muchas cosas nobles, la única que vamos a recordar hoy: el derecho a la vida. Para ayudar a combatir la pena de muerte.

Sus asesinos, los que han puesto además al borde de la muerte a Juan Antonio Sampedro y herido a Carlos Barranco pueden desde ya ir recapacitando sobre su condición, la condición de los cobardes, de los profesionales del crimen indiscriminado, de los enemigos de la raza humana. Nada más fácil que remitir la muerte por correo y esperar sentado las noticias para ver quién ha caído. Hacen falta nueve meses para hacer un hombre, pero basta un segundo para matarlo y muy poco esfuerzo y ningún coraje para,distribuir la muerte de esta forma.

Pero sepan los criminales que este país y EL PAIS no se resignan al terrorismo. No creemos que el terror sea cuota obligada de las democracias o, simplemente, de las sociedades industrializadas y permisivas. En la muerte de Andrés Fraguas, nuestro in memoriam es firmísimo compromiso de combatir el terrorismo activamente. Y una severa exigencia de justicia. La policía cuenta con recursos, con medios técnicos, con una amplísima apoyatura legal, con el respaldo unanime de los partidos políticos y de la población sin militancia. No nos bastan algunos rostros de presuntos homicidas pegados en cartelones por las paredes. Queremos (porque se debe y desde luego también se puede) ver de una vez por todas a los terroristas de cualquier laya en el banquillo de los acusados.

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