El laborismo británico gana dos elecciones parciales

La victoria laborista en dos elecciones parciales, Berwick, junto al borde escocés, y Pontefranct, en el Yorkshire, es vista en los medios políticos británicos como un inequívoco apoyo popular a la política económica del primer ministro. La oportunidad o no de sostener un rígido control salarial como medio para combatir la inflación ha sido el eje de ambas campañas electorales, que como viene siendo usual han acabado en desastre para el Partido Liberal.En Berwick, una circunscripción dudosa en la que también concurría el Partido Nacionalista Escocés (NP), el candidato laborista ha aventajado a...

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La victoria laborista en dos elecciones parciales, Berwick, junto al borde escocés, y Pontefranct, en el Yorkshire, es vista en los medios políticos británicos como un inequívoco apoyo popular a la política económica del primer ministro. La oportunidad o no de sostener un rígido control salarial como medio para combatir la inflación ha sido el eje de ambas campañas electorales, que como viene siendo usual han acabado en desastre para el Partido Liberal.En Berwick, una circunscripción dudosa en la que también concurría el Partido Nacionalista Escocés (NP), el candidato laborista ha aventajado al conservador en 3.000 votos, mientras que liberales y SNP han perdido sus depósitos por lo reducido de sus partidarios. En Pontefranct, un tradicional bastión labour, el candidato gubernamental barrió a su oponente tory por más de 12.000 papeletas, aun que los conservadores aumentaron su voto respecto de las últimas elecciones generales.

La satisfacción de Callaghan, que cuenta con dos cruciales escaños más para defender el proarama de Gobierno que anunciará dentro de unos días en el tradicional «discurso de la reína», con el que se abre las sesiones parlamentarias, contrasta con las agrias acusaciones que se intercambian los conservadores. Para los estrategas de la oposición, que confiaban en ganar en Berwick, la causa del fiasco radica en la postura adoptada por el ex líder del partido, Edward Heath, quien ha apoyado recientemente en dos importantes discursos la política económica gubernamental, entrando así en colisión directa con la jefa de su partido, Margaret Thatcher, y con la doctrina oficial conservadora, que propone la eliminación de todo control salarial. Por añadidura, un reciente sondeo de opinión mostraba que la postura del «disidente» ex primer ministro tiene más partidarios entre los propios votantes conservadores que la de Margaret Thatcher.

La firmeza con que Callaghan siaue manteniendo la bandera del 5% ha tenido para el primer ministro una compensación suplementaria en los resultados de una encuesta Gallup. Según el sondeo efectuado la semana pasada, el 66% de los británicos apoyan las restricciones salariales fijadas por el Gobierno, contra sólo un 24% que las desaprueba.

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