El primer Papa no italiano desde 1522

Para encontrar en la historia de la iglesia un Papa extranjero es necesario remontarse al año 1522, cuando fue elegido Adriano VI. Adriano Floriszoon, obispo de Utrech, había sido preceptor del emperador Carlos V y posteriormente, su consejero y ministro. La larga y abrumadora tradición de papas no italianos encuentra su justificación en el carácter de obispo de Roma que el Papa tiene y en la conveniencia de estar próximo y ser conocedor de los entresijos políticos de la curia romana.

Desde San Pedro sólo 54 papas habían tenido la característica de no ser italianos. De ellos, diecisiete...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Para encontrar en la historia de la iglesia un Papa extranjero es necesario remontarse al año 1522, cuando fue elegido Adriano VI. Adriano Floriszoon, obispo de Utrech, había sido preceptor del emperador Carlos V y posteriormente, su consejero y ministro. La larga y abrumadora tradición de papas no italianos encuentra su justificación en el carácter de obispo de Roma que el Papa tiene y en la conveniencia de estar próximo y ser conocedor de los entresijos políticos de la curia romana.

Desde San Pedro sólo 54 papas habían tenido la característica de no ser italianos. De ellos, diecisiete eran franceses, doce griegos, seis sirios, cinco alemanes, cuatro españoles, tres africanos, dos portugueses, dos de la antigua Dalmacia, un inglés, un cretense y un troyano.

Más información

En los primeros tiempos de la Iglesia la diversidad en la nacionalidad de los papas era tónica frecuente, y es sólo con el transcurrir de los siglos cuando la condición de italiano se va mostrando como factor prácticamente indispensable para. la responsabilidad de Sumo Pontífice.

De los cuatro papas españoles, San Dámaso I, Benedicto XIII, Calixto III y Alejandro VI, los dos últimos pertenecen a la dinastía de los Borgia. El papa Calixto III, Alonso Borgia, hizo posible con su nepotismo el ascenso de su sobrino al papado. Fue Rodrigo Borgia, sin duda, el Papa de la leyenda negra por antonomasia. Alejandro VI fue, un Papa político por excelencia; contribuyó a la consolidación del Estado pontificio, dividió las colonias americanas entre españoles y portugueses, llevó una vida amorosa censurable y vivió como un auténtico príncipe del Renacimiento.

Archivado En