Prosigue el enfrentamiento entre progresistas y moderados en la "cumbre" de la OUA

Los debates del Consejo de Ministros de la Organización para la Unidad Africana (OUA) superaron ayer ampliamente su nivel de confusión -de por sí, alto, como se viene poniendo de manifiesto estos días en el palacio de la amistad de esta ciudad- cuando se sometió a consideración una propuesta de Congo Brazaville contra las intervenciones extranjeras en el continente.

, A media mañana, la confusión era tal en la sala que Guinea Conakry propuso que se suspendiera la sesión para calmar los ánimos y separar el debate contra el intervencionismo de la propuesta de creación de una milicia i...

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Los debates del Consejo de Ministros de la Organización para la Unidad Africana (OUA) superaron ayer ampliamente su nivel de confusión -de por sí, alto, como se viene poniendo de manifiesto estos días en el palacio de la amistad de esta ciudad- cuando se sometió a consideración una propuesta de Congo Brazaville contra las intervenciones extranjeras en el continente.

, A media mañana, la confusión era tal en la sala que Guinea Conakry propuso que se suspendiera la sesión para calmar los ánimos y separar el debate contra el intervencionismo de la propuesta de creación de una milicia interafricana, pues ambas cuestiones fueron planteadas conjuntamente por el Congo y no se avanzaba en ninguna de ellas.« Ha sido la reunión más caótica de cuantas se han desarrollado hasta el momento en el seno de la OUA», manifestaba a la salida uno de los delegados asistentes.

El resultado de la propuesta congoleña, también calificado como «espectáculo bochornoso», era el que cabía esperar, dado que el mismo tema provocó una fuerte tensión en la sesión inaugural de la conferencia.

Ayer, la sala de conferencias del palacio de la amistad se convirtió en una jaula de grillos manifestándose una vez más la profunda división existente en Africa -y no ideológica, si se descartan los planteamientos maniqueos al uso- entre países «progresistas» y «moderados».

Rompió el fuego el Congo con su diatriba contra el intervencionismo exterior y con, su propuesta de creación de una fuerza militar panafricana en el seno de la OUA. Replicó de inmediato la delegación del Gabón, aduciendo que un país es muy libre de llamar en su defensa a un país; amigo, sea o no africano.

El ambiente se fue caldeando, la violencia dialéctica aumentó y llegó el delirio una vez que el señor Chissano, ministro de Asuntos Exteriores de Mozambique, dejó sentado su razonamiento: «es condenable la intervención militar imperialista de Francia o Estados Unidos, pero no lo son las de Cuba y la Unión Soviética, que ayudan a los pueblos africanos a zafarse del yugo del imperialismo».

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Fuerza panafricana

En este punto, el barullo aumentó de tono. Aplausos, abucheos, gritos y ruidos de todo tipo impedían que nadie dejara oír su voz y cuando la delegación de Guinea consiguió hacese oír, solicitó que se suspendiera el debate unos momentos para calmar los ánimos y para conseguir así llegar al segundo punto, es decir, la creación de la fuerza panafricana.El bloque de los «progresistas» se negó a cualquier aplazamiento y a cualquier desglose de los temas y los «moderados», por su parte, respaldaron la iniciativa guineana. El tema hubo de someterse a votación y ganaron los partidarios de seguir por 31 votos contra nueve.

El tema del intervencionismo extranjero, tal como está la situación en Africa, parece ser cosa de nunca acabar. Y otro tanto puede decirse de un acuerdo sobre la insinuada tropa panafricana.

Ali Triki ministro libio de Asuntos Exteriores, es el más encendido partidario de esa fuerza, en la línea del coronel Ghadaffi de que deben ser los propios países africanos quienes han de resolver sus problemas. Y esa fuerza debería constituirse en el seno de1a OUA, único organismo que la podría legitimar. «No podemos admitir que París organice una fuerza interafricana con los países que considere oportunos», dijo el señor Triki.

Gabón y otros países «moderados» replicaron en el sentido de que la fuerza conjunta de varios países africanos acordada en París constituía una iniciativa netamente africana que casualmente coincidió con la reunión franco-africana de la capital francesa y con los acontecimientos de Shaba.

Se agotó todo el día con intervenciones de ambos batidos y no se llegó a ningún resultado práctico, lo que tampoco parece que vaya a conseguirse hoy.

Los observadores de la asamblea coinciden en señalar que la OUA está atravesando, a los quince años de su creación, una de las más difíciles crisis de su andadura. La organización panafricana, como se viene poniendo de manifiesto desde que el pasado día siete se iniciaron las sesiones de su Consejo de Ministros, se encuentra claramente dividida y hay cuestiones -prácticamente todas- en las que la intransigencia dominante no va a hacer posible ningún tipo de consenso.

De Jartum no parece que vayan a salir soluciones prácticas y eficacia para los graves problemas del continente y, por ejemplo, la propuesta conjunta hecha por Angola y Argelia para que la cumbre trate el tema del Sahara, no tiene grandes posibilidades de prosperar.

Paralelamente a la reunión de la OUA el presidente sudanés, Gaafar el-Numeiry, ha desplegado un esfuerzo para conseguir un acercamiento entre los países árabes, también divididos desde la visita del presidente egipcio a Jerusalén, que justamente ayer tuvo su última prolongación en Salzburgo, en la reunión de Anuar el-Sadat con los ministros de Defensa de su país y de Israel.

El Numeiry viajó ayer a Yeddah para mantener conversaciones con el rey Jalled y, por otra parte, ha enviado un emisario a los presidentes de Siria y Argelia.

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