Tres grupos del PS francés objetan el liderazgo de Mitterrand

La crisis de la izquierda francesa, consecuencia de la impotencia de comunistas y socialistas para superar sus diferencias y, en última instancia, de su desastre en los comicios legislativos de marzo último, aún parece lejos de encarrilarse hacia una eventual solución.Al control por los dirigentes comunistas de la contestación militante interna sigue ahora, en la plaza pública, el lavado de ropa sucia de la dirección del PS, dividida en corrientes y subcorrientes que revelan, según manifestaciones de sus, líderes, desacuerdos en materia de funcionamiento del partido y falta de proyecto polític...

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La crisis de la izquierda francesa, consecuencia de la impotencia de comunistas y socialistas para superar sus diferencias y, en última instancia, de su desastre en los comicios legislativos de marzo último, aún parece lejos de encarrilarse hacia una eventual solución.Al control por los dirigentes comunistas de la contestación militante interna sigue ahora, en la plaza pública, el lavado de ropa sucia de la dirección del PS, dividida en corrientes y subcorrientes que revelan, según manifestaciones de sus, líderes, desacuerdos en materia de funcionamiento del partido y falta de proyecto político.

Sus querellas, más o menos disimuladas desde hace tres meses, dejan al descubierto un hecho cierto ya: el final del «reinado» de Francois Mitterrand como líder absoluto o a lo «gaullista». Ni los partidarios del alcalde de Lille, Pierre Mauroy, ni los de Michel Rocard, ni el ala llamada izquierdista del partido (CERES) ponen en entredicho su papel de primer secretario, pero las luchas actuales entre estos cuatro clanes no disimulan que al final lo que se ventila es la candidatura a la presidencia de la República en 1981.

El hombre que se imponga habrá acelerado el final de la carrera política del actual líder socialista. La revista mensual del partido, Faire, aludiendo a las tácticas y querellas personales que actualmente caracterizan la vida de la dirección del partido, estimaba ayer que el PS empieza a recordar los mecanismos «dramáticos e irrisorios» de la antigua SFIO que dirigió Guy Mollet y que catapultó al socialismo francés hacia el anonimato.

El partido pierde credibilidad

Según un sondeo no conocido públicamente, parece ser que los actuales dirigentes han perdido credibilidad ante la opinión y que, de una manera general, la audiencia del partido también ha bajado tras las elecciones. En el momento presente la situación ha llegado a un punto delicado: días pasados, los partidarios del señor Mitterrand publicaron un texto que intentaron fuese adoptado por el CERES y por la corriente del señor Mauroy, con el fin de arrinconar al enemigo más peligroso del primer secretario actual, Michel Rocard. Pero el alcalde de Lille rechazó anteayer esta maniobra, criticó severamente a los mitterranistas y propuso que durante este fin de semana se elabore un documento de síntesis que permita crear una especie de «Gobierno de unión nacional» del partido, es decir, una dirección, bajo el mando del señor Mitterrand, en la que participen todas las corrientes, incluída la del señor Rocard.En caso contrario, el señor Mauroy, hombre fuerte por ser el líder de la federación del Norte (la más numerosa del PS), solicita el adelanto del congreso nacional para el otoño próximo. En esta cumbre cada corriente presentaría mociones propias, cortaría sus mandatos y, en consecuencia, surgiría una nueva mayoría interna.

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