Cartas al director

Defensa de la escuela pública

Se viene repitiendo hasta la saciedad que quienes apoyamos una escuela pública, democrática y gratuita somos totalitarios, que no respetamos la opción de los demás y negamos el pan y la sal a la ensenanza privada, a la que «estamos poniendo en situación de asfixia».Creo que la opción por una escuela pública no está entendida, o no la quieren entender algunos señores, precisamente aquellos que han tenido el monopolio de crear y dirigir centros docentes en los últimos cuarenta años, mientras perseguían sañudamente cualquier competencia, corno la representada por la Institución Libre de Enseñanza...

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Se viene repitiendo hasta la saciedad que quienes apoyamos una escuela pública, democrática y gratuita somos totalitarios, que no respetamos la opción de los demás y negamos el pan y la sal a la ensenanza privada, a la que «estamos poniendo en situación de asfixia».Creo que la opción por una escuela pública no está entendida, o no la quieren entender algunos señores, precisamente aquellos que han tenido el monopolio de crear y dirigir centros docentes en los últimos cuarenta años, mientras perseguían sañudamente cualquier competencia, corno la representada por la Institución Libre de Enseñanza.

Ironía de la historia: ahora se quejan de que no se les reconocen las mismas libertades y oportunidades.

En realidad se quejan porque se acaba su largo monopolio: no olvidemos que cualquier escuela, aun las estatales, estaban controladas, y en buena parte lo están todavía, por sus representantes civiles y eclesiásticos. Lo nuedo acreditar por mi experiencia personal.

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Quienes apoyamos la escuela pública, que no estatal, sólo pedimos que haya un control democrático sobre los fondos públicos que se destinan a la enseñanza, y que en los centros, sean de la clase que sean, receptores de esos fondos públicos, se dé una gestión democrática. El mismo control y la misma gestión que exigimos para cualquier servicio financiado con fondos públicos. Creo que es razonable para todos, excepto para unos señores que apelarán a todo con tal de conservar intacto el mo nopolio acumulado durante los últimos cuarenta años, en esos lar gos anos en que ellos y sólo ellos tenían libertad de enseñanza, mientras las demás opciones eran proscritas sin miramientos.

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