Cartas al director

Violencia fascista

El día 2 de mayo, a las ocho de la tarde, tuvo lugar en Valladolid un acto convocado por el Ayuntamiento y que se anunciaba como de desagravio a la bandera española.Conociendo nuestros ayuntamientos y la actual situación española, cualquier vecino podía suponer que dicho acto serviría de escusa para que los miembros del grupo terrorista Fuerza Nueva volviesen a utilizar la violencia en las calles de nuestra ciudad.

Después del acto y de una ¡legal manifestación por el centro de Valladolid, en la que la fuerza pública no hizo acto de presencia (y esto es muy significativo después ...

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El día 2 de mayo, a las ocho de la tarde, tuvo lugar en Valladolid un acto convocado por el Ayuntamiento y que se anunciaba como de desagravio a la bandera española.Conociendo nuestros ayuntamientos y la actual situación española, cualquier vecino podía suponer que dicho acto serviría de escusa para que los miembros del grupo terrorista Fuerza Nueva volviesen a utilizar la violencia en las calles de nuestra ciudad.

Después del acto y de una ¡legal manifestación por el centro de Valladolid, en la que la fuerza pública no hizo acto de presencia (y esto es muy significativo después de haber visto el día anterior, 1 de mayo, el fabuloso despliegue de fuerzas de que hicieron gala), acabaron en la plaza de España, «zona nacional» según rezan los carteles que ellos mismos han pegado en las paredes.

Yo, que pasaba por la citada plaza de España, fui testigo y víctima de una más de las violencias de dicho grupo terrorista.

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Al ver cómo uno de los jóvenes fascistas quitaba violentamente el carrete de su máquina a un fotógrafo, le increpé recriminándole su actitud, ante la pasividad del público que en ese momento estaba allí, y según estaba discutiendo, salió un individuo del grupo de Fuerza Nueva y con una barra de hierro acabada en una gruesa tuerca me asestó dos golpes, en el costado y en el hombro derecho, y ante tan sólidas razones no me cupo más salida que abandonar el lugar.

Más tarde todo Valladolid fue testigo de cómo recorría el centro de la ciudad un coche de Fuerza Nueva a baja velocidad y seguido por una docena de militantes de dicho partido, que escondían las armas debajo de los abrigos y las chaquetas, provocando al público, y ello sin que en ningún momento interviniese la policía.

Por si a alguien le sirve de explicación conviene saber que esa misma mañana el jefe provincial de Fuerza Nueva había tenido una entrevista personal con el gobernador civil en la misma sede oficial del Gobierno.

Así, mientras los españoles sufrimos el terrorismo en nuestras calles, hemos de asistir impotentes a las circenses maniobras de nuestros juristas para saber si Blas Piñar puede o no ser juzgado por un tribunal, de Justicia mientras él se ampara en su calidad de consejero nacional.

Por último, y por si usted decide la publicación de la presente carta, le rogaría que no pusiese mi nombre, o al menos las iniciales, pues somos muchos los que en Valladolid asistimos a la violencia de estos grupos y no me avergüenza decirlo: tenemos miedo.

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