Emilio Attard defendió la legitimidad constituyente de las actuales Cortes

La legitimidad constituyente de las Cortes nacidas el 15 de junio pasado fue rotundamente defendida por Emilio Attard, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, en una conferencia sobre el actual proceso constituyente español pronunciada ayer en el Club Siglo XXI.

El conferenciante, que hizo a lo largo de su intervención un relato contrapuesto de los procesos constituyentes de la II República y del que se realiza actualmente, afirmó que «cuando a veces nos surgen dudas sobre nuestra legitimidad constituyente hemos de pensar, y así lo afirmamos rotundamente, que la ley de Re...

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La legitimidad constituyente de las Cortes nacidas el 15 de junio pasado fue rotundamente defendida por Emilio Attard, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, en una conferencia sobre el actual proceso constituyente español pronunciada ayer en el Club Siglo XXI.

El conferenciante, que hizo a lo largo de su intervención un relato contrapuesto de los procesos constituyentes de la II República y del que se realiza actualmente, afirmó que «cuando a veces nos surgen dudas sobre nuestra legitimidad constituyente hemos de pensar, y así lo afirmamos rotundamente, que la ley de Reforma Política de Adolfo Suárez comporta la asunción histórica del pasado, quiérase o no». Dicha ley, que alguien ha llamado octava fundamental, ha venido a significar, añadió el señor Attard, que «en el trance histórico del cambio, querido y promulgado por el pueblo español y expresamente ratificado en las urnas, porque cambio supuso el centro y la izquierda triunfantes, optamos por la continuidad histórica, que no es continuismo, o sea, a partir del status jurídico-fáctico de un régimen autocrático, para alcanzar, no sin riesgos ni quebrantos un Estado democrático de derecho».La culminación del proceso constituyente, afirmó el conferenciante, consuma el reconocimiento de la soberanía del pueblo español consolida la democracia, «al tiempo que institucionalizamos la Monarquía, fijando la función integradora de la Corona y su poder arbitral, ya que a sí mismo se definió como monarca constitucional, expresando el deseo de la Corona de una Constitución que dé cabida a todas las peculiaridades de nuestro pueblo y que garantice sus derechos históricos y actuales, reconociendo la diversa realidad de nuestros territorios autónomos que, así integrados en el orden constitucional, enriquecerán la unidad indiscutible de España».

La derecha, que se dio ayer amplia cita en la cena-coloquio que siguió a la conferencia, se mostró temerosa ante las definitivas fórmulas que pueda adoptar la Constitución, sobre todo en los temas del modelo económico, acción sindical, catolicidad y nacionalidades.

Con insistencia, varias personas -algunas de UCD y otras de grupos de derechas colindantes- se mostraron escépticas ante la política del consenso constitucional, y los primeros llegaron a poner en duda públicamente que el partido del Gobierno estuviese haciendo todo lo que está en su mano para hacer una Constitución que defienda los intereses y sentimientos de sus electores.

Sobre el consenso constitucional, el señor Attard se mostró firme partidario de él, porque «hacer una Constitución por un solo partido sería condenar al exilio a todos los demás». Respecto a las cuestiones constitucionales de fondo planteadas por algunos de los comensales, el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales eludió el debate; sin embargo, se atrevió a decir ante una pregunta que se le hizo sobre los temas a los que tenía miedo o respeto en el debate constitucional que las constantes históricas de los últimos decenios parecían confirmar que las cuestiones graves todavía en este país eran dos: el problema religioso y el modelo económico de sociedad. «Estos serán los polos de enfrentamiento en el debate constitucional» dijo. Negó, sin embargo, que el tema de la Monarquía parlamentaria, como forma política del Estado español, vaya a ser cuestionada en forma grave.

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