El funcionamiento de UCD

«Ahora resulta que el comite Ejecutivo de UCD no ha dimitido; al menos se ha matizado aquello de que el Comité se retiraba para dejar las manos libres al presidente Suárez. (...)Lo sorprendente no es que el Comité Ejecutivo de UCD dimita o no dimita, se nombre o no se nombre un coordinador en el partido gubernamental. Lo sorprendente es que esto ocurra en plena democracia, mientras se piden a diestro y siniestro -y se cuestionan- credibilidades democráticas a otros partidos, y cuando el partido que actúa en sus decisiones internas por métodos no democráticos es precisamente UCD. Y nadie levant...

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«Ahora resulta que el comite Ejecutivo de UCD no ha dimitido; al menos se ha matizado aquello de que el Comité se retiraba para dejar las manos libres al presidente Suárez. (...)Lo sorprendente no es que el Comité Ejecutivo de UCD dimita o no dimita, se nombre o no se nombre un coordinador en el partido gubernamental. Lo sorprendente es que esto ocurra en plena democracia, mientras se piden a diestro y siniestro -y se cuestionan- credibilidades democráticas a otros partidos, y cuando el partido que actúa en sus decisiones internas por métodos no democráticos es precisamente UCD. Y nadie levanta la voz para denunciarlo. La prensa, al parecer -generalizamos-, está «atada y bien atada».

¿Alguien supone en el PSOE o en el PCE que dimitieran sus Comités Ejecutivos para «dejar las manos libres» a sus secretarios generales? Claro que no. En todo caso dimitirían sus secretarios generales. En los partidos democráticos los Comités Ejecutivos u órganos directivos emanan de las bases, resultan elegidos libremente en los congresos, y los secretarios generales son los encargados de ejecutar las líneas marcadas por los congresos, bajo la tutela, o vigilancia, o como prefiera llamarse, de los Comités Ejecutivos. En UCD la cuestión es bien diferente. El Comité Ejecutivo, nombrado a dedo, aún pide que su presidente, que, casualmente, es el del Gobierno, designe a dedo, claro, al número dos del partido. Al revésjustamente de lo usual en un partido político democrático, que ha de guardar celosamente, en principio, su democracia interna. (...)»

6 mayo

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