La izquierda francesa mantendría una política exterior de signo gaullista

Todo el acontecer electoral francés, día tras día, continúa girando en tomo a la hipótesis de una victoria de la oposición de izquierdas en los comicios legislativos del próximo marzo, aunque un instituto de opinión pública la daba por perdedora en la segunda ronda, del día 19, como consecuencia del desistimiento irregular entre los socialistas y comunistas.Por otra parte, el líder del Partido Socialista (PS), Francois Mitterrand, expuso ante la prensa extranjera la diplomacia que realizaría la izquierda si llegase al poder. En un primer tiempo, al menos, sería sensiblemente parecida a la ...

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Todo el acontecer electoral francés, día tras día, continúa girando en tomo a la hipótesis de una victoria de la oposición de izquierdas en los comicios legislativos del próximo marzo, aunque un instituto de opinión pública la daba por perdedora en la segunda ronda, del día 19, como consecuencia del desistimiento irregular entre los socialistas y comunistas.Por otra parte, el líder del Partido Socialista (PS), Francois Mitterrand, expuso ante la prensa extranjera la diplomacia que realizaría la izquierda si llegase al poder. En un primer tiempo, al menos, sería sensiblemente parecida a la giscardiana actual, es decir, en cierta medida una continuación de la política exterior francesa fundada por el general Charles de Gaulle.

Sólo en materia de política africana y en la que se refiere al desarme se operaría una ruptura de la diplomacia gala en caso de triunfo de la izquierda. Francia volvería a las conferencias sobre el desarme, de Ginebra y de Viena. En Africa, París renunciaría a toda intervención militar y suprimiría la ayuda a los regímenes «sanguinarios, racistas o fascistas». Lo anterior no impediría a Francia defender la existencia de Mauritania si fuesen amenazadas sus fronteras. «Francia debe adoptar una actitud neutral ante los conflictos que se desarrollan en Africa», explicó el líder socialista, que se manifestó partidario del Frente Polisario. En las demás regiones del mundo, la política exterior de izquierdas, matizada o limitada, no se alejaría mucho de la actual, que, en definitiva, en su esencia, fue definida por el general De Gaulle. El señor Mitterrand no ocultó que «De Gaulle estableció líneas de fuerza, en el dominio diplomático, que debo tener en cuenta» y denunció «el deslizamiento hacia el atlantismo» de la política del presidente Valery Giscard d'Estaing, pero subrayó que la izquierda respetaría todas las alianzas actuales, y concretamente se manifestó favorable al Tratado de Roma (marco jurídico del Mercado Común).

La independencia de Francia respecto a los dos bloques actuales no fue claramente definida por el líder socialista. En todo caso, estimó que hoy las guerras, empezando por la de la Independencia, no se pierden en los campos de batalla, sino cuando se pierde el control económico propio «en favor de Estados Unidos». Con la Unión Soviética, la izquierda debe mantener relaciones «cada día más sustanciales», a partir de los tratados ya existentes.

Ayer precisamente, Moscú negó las recientes informaciones del semanario americano Newsweek, según las cuales los dirigentes sovíéticos preferirían que ganase la izquierda. Oficialmente, Moscú no oculta sus simpatías por la izquierda, y las manifiesta a través de sus órganos de prensa oficiales.

En los medios políticos de esta capital no se olvida, sin embargo, que Moscú, como Washington, no verían con malos ojos un mantenimiento del statu quo actual en el mundo. La victoria de la izquierda en Francia y, peor aún, un éxito en la gestión del país, no favorecería la situación que generé la última guerra mundial.

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