Miedo en la calle

«Ni la inflación, ni el paro, ni ningún otro aspecto de la crisis económico-social que estamos viviendo puede envenenar tanto la atmósfera ciudadana como el miedo en la calle. La oleada de violencia sin aparentes motivos políticos, traslucida en un desencadenamiento de asaltos, robos y violaciones en pueblos y ciudades, provoca en los temperamentos crueles, con ciertas ínfulas literarias, una apelación a la tan sobada frase goethiana: «Prefiero la injusticia al desorden».Esto es lo que hay que evitar. No cabe seguir proporcionando excusas, pretextos, a los nostálgicos de la tiranía que aún qu...

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«Ni la inflación, ni el paro, ni ningún otro aspecto de la crisis económico-social que estamos viviendo puede envenenar tanto la atmósfera ciudadana como el miedo en la calle. La oleada de violencia sin aparentes motivos políticos, traslucida en un desencadenamiento de asaltos, robos y violaciones en pueblos y ciudades, provoca en los temperamentos crueles, con ciertas ínfulas literarias, una apelación a la tan sobada frase goethiana: «Prefiero la injusticia al desorden».Esto es lo que hay que evitar. No cabe seguir proporcionando excusas, pretextos, a los nostálgicos de la tiranía que aún quedan, los que cada día hacen balance en el periódico de los atracos, las violaciones, los asesinatos, y lo enseñan a sus parientes, a sus amigos, como prueba irrebatible de la incapacidad de la democracia española para mantener el orden público. Quizá, para ello, las fuerzas que lo guarden deban modificar su táctica, adaptándose mucho más al terreno. O sea, que en vez de actuar siempre en patrulla o en forma volante, habrían de distribuirse individualmente por los distintos barrios, a la manera de los policemen británicos, con el fin de conocer bien las gentes que los habitan y percibir cualquier alteración en sus modales. Sin que su preocupación estribe en funciones ajenas a su misión específica. Es decir, que no procedan como nuestros guardias municipales, quienes, obsesionados con la imposición de multas, olvidan encauzar el tráfico. »

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