Cartas al director

El horario del comercio

El tema del horario del comercio creo que es asunto que debería tocar, más o menos directamente, a varios Ministerios. Con el horario actual, el empleado de comercio ve olvidados sus derechos como persona humana, para no tener más deberes como factor productivo. Con una salida por la noche a las ocho y media o nueve, y contando con un mínimo de media hora para llegar a casa, no queda tiempo más que para sentarse frente al televisor e irse enseguida a dormir. Y por este motivo, y esto atafle al Ministerio de Cultura, al empleado de comercio no le está permitido ni asistir a un concierto, ni a u...

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El tema del horario del comercio creo que es asunto que debería tocar, más o menos directamente, a varios Ministerios. Con el horario actual, el empleado de comercio ve olvidados sus derechos como persona humana, para no tener más deberes como factor productivo. Con una salida por la noche a las ocho y media o nueve, y contando con un mínimo de media hora para llegar a casa, no queda tiempo más que para sentarse frente al televisor e irse enseguida a dormir. Y por este motivo, y esto atafle al Ministerio de Cultura, al empleado de comercio no le está permitido ni asistir a un concierto, ni a un teatro o museo, ni, por supuesto, seguir ningún curso en ninguna academia ni escuela.El viejo argumento para justificar el horario «a la española», de que comiendo al mediodía en casa se fomentan las relaciones familiares, tampoco es hoy válido, dado que, en primer lugar, muchos niños no comen hoy en casa, sino en el colegio, y, en segundo lugar, porque dadas las grandes distancias hasta sus casas, también muchos empleados prefieren comer cerca de sus lugares de trabajo; y así, cuando los niños vuelven del colegio a casa, a las seis de la tarde, no verán a su padre, ni a su madre cuando ésta trabaja, hasta las nueve y media o más. ¿Dónde están, pues, las relaciones familiares?

Pero es que, si vemos el horario que funciona en el resto del mundo, la hora de salida oscila entre las cinco y cuarto de Inglaterra y Estados Unidos o Alemania, hasta las seis y media de Francia. Y esto representa unas dos horas menos de consumo eléctrico y energético, que, multiplicadas por los cientos de miles de comercios que hay en España, representaría un muy considerable ahorro energético, mucho más efectivo que la dudosa medida de disminuir la iluminación de una ciudad, con las negativas consecuencias que todos sabemos que ello produce.

Sin contar con que la ida y vuelta al trabajo, con el horario actual, representa cuatro viajes diarios, que, con un horario civilizado y lógico, quedarían reducidos a dos, con el consiguiente ahorro de gasolina. ¿No toca esto al Ministerio de Industria y Energía?

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Y, por último, los clientes deberían pensar que, en muchos casos, ellos han salido a dar una vuelta o a «ver tiendas», pero que exactamente el mismo derecho a dar esa vuelta tienen los empleados de comercio, para quienes representa un trabajo lo que en los demás es distracción. ¡De verdad les costaría tan poco adecuarse a un horario más racional de comercio...!

No estoy, pidiendo menos horas de trabajo, sino, de verdad, adaptarel horario actual al modo de vida actual. ¿Qué es lo que lo impide?

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