La mayor nevada en siete años

Hacía ya siete años que el en Madrid no nevaba así. La gente empezaba a decir que esto ya no es lo que era antes. Pero, mira por dónde, ayer Madrid amaneció con una gruesa capa de nieve cubriendo sus calles, sus parques y sus plazas. Los niños comenzaron a correr por los parques, lanzando bolas de nieve a sus amigos, de siempre u ocasionales, y los mayores hicieron extrañas piruetas, intentando no perder el equilibrio y dar con sus huesos en el suelo.Lo peor vino cuando los árboles no resistieron el peso de la nieve o se vieron azotados por el fuerte viento de toda la noche y cedieron ante la...

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Hacía ya siete años que el en Madrid no nevaba así. La gente empezaba a decir que esto ya no es lo que era antes. Pero, mira por dónde, ayer Madrid amaneció con una gruesa capa de nieve cubriendo sus calles, sus parques y sus plazas. Los niños comenzaron a correr por los parques, lanzando bolas de nieve a sus amigos, de siempre u ocasionales, y los mayores hicieron extrañas piruetas, intentando no perder el equilibrio y dar con sus huesos en el suelo.Lo peor vino cuando los árboles no resistieron el peso de la nieve o se vieron azotados por el fuerte viento de toda la noche y cedieron ante la presión ejercida. Cortaron calles o dificultaron el paso por las aceras, como ocurrió en la calle de Bravo Murillo. Pero los bomberos se encargaron de despejar la zona cuanto antes, para que la ciudad no se viera interrumpida.

Y el Ayuntamiento empezó a preocuparse seriamente cuando, a últimas horas de la noche del miércoles, observó cómo la nevada arreciaba y que aquello podía empezar a cuajar. Al día siguiente, cuando el Servicio Meteorológico Nacional le dijo que habían caído sobre Madrid veintiséis litros de nieve por metro cuadrado, se dio cuenta de que su preocupación no había sido desproporcionada con respecto a la realidad.

Y se puso en marcha lo que la Delegación de Saneamiento y Medio Ambiente del Ayuntamiento había llamado, hace un tiempo, plan de nevada: todos los permisos concedidos a los operarios del Departamento de Limpiezas con motivo de las fiestas de Navidad quedaron anulados, y cerca de 2.500 hombres de este departamento se dispusieron, con agua y sal -había 4.500 toneladas dispuestas para ello-, a limpiar las calles para que la ciudad, por una simple nevada, no quedara paralizada. Y, junto con doscientos parados que se prestaron a ello y otros trescientos hombres de las empresas concesionarias, de servicios municipales, lo consiguieron: a última hora de la tarde de ayer, las calles de Madrid estaban casi limpias de nieve y hielo. Aunque, con cuatro grados centígrados de temperatura ambiente, la ciudad sufrirá durante algunos días las consecuencias del deshielo. Mientras, los niños seguirán tirando bolas de nieve en los parques de Madrid.

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