Música para todos

Siendo una aficionada de la música clásica, me voy a muchos de los conciertos en el teatro Real.Esta manana, primer día de venta de entradas para los conciertos, según mi costumbre, me levanté temprano, de hecho, más temprano, dando cuenta al concierto especial de esta semana, para poner mi nombre en la lista por la cola para sacar las entradas.

Llegué a las 7.15 y me dieron el número de 225 en la cola. No, no es broma. i225! Volví a las nueve para tomar mi sitio en esta cola, solamente para encontrar que se vendían no más de cincuentas localidades para los tres conciertos. Esto me asom...

Siendo una aficionada de la música clásica, me voy a muchos de los conciertos en el teatro Real.Esta manana, primer día de venta de entradas para los conciertos, según mi costumbre, me levanté temprano, de hecho, más temprano, dando cuenta al concierto especial de esta semana, para poner mi nombre en la lista por la cola para sacar las entradas.

Llegué a las 7.15 y me dieron el número de 225 en la cola. No, no es broma. i225! Volví a las nueve para tomar mi sitio en esta cola, solamente para encontrar que se vendían no más de cincuentas localidades para los tres conciertos. Esto me asombraba, y con razón.

Aproximadamente, este teatro tiene unas 2.000 localidades. Así, en las tres funciones semanales, debe haber unas 6.000 localidades.

¿Cómo se comprende que, al llegar esta cola al número cincuenta, ya estaban finalizadas las entradas? Según comentarios, una gran parte de ellas van destinadas a algunos ministerios. Por lo visto, los señores que trabajan en dichos ministerios constituyen una casta aparte y privilegiada que no tiene necesidad de levantarse temprano, esforzarse y pasar frío para conseguir una localidad. Sin embargo, la gente normal está obligada a levantarse muy temprano, pasar frío y, al final, no conseguir entrada.